Perdomo y Touri, qué grandes estos coruñeses

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

En medio de esta guerra que se ha perdido Gila, han salido ellos dos a contarnos que dentro del caos siempre hay una rendija para encontrar afecto y un camino despejado para no perdernos

26 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde la Ronda de Onterio a Labañork, desde The Rosals District al Castrillón, cada día los coruñeses se acuestan con Perdomo y Touri. No me entiendan mal, que la frase es muy literal: no hay noche en que a las once no nos conectemos a los directos de Instagram de este par de genios que han conseguido hacer de la cuarentena un tiempo de humor. Y en torno a ese espacio improvisado de comedia, mirando cada uno a la pantalla del ordenador, se ha creado toda una comunidad que tiene lenguaje propio y que interpreta a los personajes que ellos inventan con otro código. Por eso quienes sigan a Perdomo saben que The Rosals District no es un barrio coruñés más, es una especie de Nueva Jersey, con casas distintas, con gente diferente a la de Labañork. Allí reside su Koruño, que en cuanto se encuentra con Mucha (ha vuelto magistralmente con los renovados filtros de Touri) puede terminar berreando que ya ha empezado a usar el chupador de clítoris. Porque Touri y Perdomo se la juegan cada noche en esa ventana al exterior donde hay muchos fans desconocidos, pero muchos otros famosísimos que aplauden a carcajadas las invenciones de este tándem. Como Piedrahíta o Susana Seivane, que entra siempre en el top de las más citadas por los dos. En los comentarios espontáneos del público está la otra gracia de la viveza de este nuevo humor confinado que ha creado toda una mítica alrededor de Coruña. Que, con permiso de Touri, que se conecta desde Castelo, es la otra gran protagonista de esta sitcom virtual. Es la Coruña popular que en lugar de concentrarse en la plaza de Lugo se asoma todos los días a Peruleiro, la calle principal de la comedia de los dos actores. Peruleiro es la quinta avenida de un vecindario reconocible por casi todos nosotros, donde puede aparecer de pronto Richi, el del Castrillón, y sus líos con la Jenny y la Katy, o esas dos amigas con bata y pañoleta que se comunican a través del telefonillo y que son las reinas de la parodia. Imagínense a Perdomo con su bigote y su gorro de baño rosa hablando con ella: «No te puedo abrir la puerta, Loliña, que más quisiera eu, Loliña, mas no puedo, ¡con el CONAVIRUS que hay! Marcha pa casa, Loliña».

Se sorprenderán llorando de la risa, participando de todas las ingeniosas habilidades que hacen de Touriñán un gallego universal que atraviesa cualquier realidad terrible para convertirla en mágica sorpresa. Porque en medio de esta guerra que se ha perdido Gila, han salido ellos dos a contarnos que dentro del caos siempre hay una rendija para encontrar afecto y un camino despejado para no perdernos. Siguiendo esa ruta se llega a la Coruña más divertida, la más esencial, la que habita la calle Barcelona, los Castros o Labañork; la que creció mirando al Agra y a Peruleiro, la que está orgullosa de tomarse la vida con humor. Gracias, Perdomo y Touri, por dejarnos salir cada noche de la trinchera.