Víctimas del ruido en el Orzán: «Vivimos deseando que el fin de semana llueva mucho en A Coruña para poder descansar»

Mila Méndez Otero
m. méndez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

vista
MARCOS MÍGUEZ

Entramos en el piso de unos vecinos de la calle Vista, incapaces de dormir desde hace diez años en su dormitorio a causa del ocio nocturno en la zona

13 feb 2020 . Actualizado a las 19:19 h.

La Constitución ampara el derecho de ocupar los espacios públicos. Esta es la justificación que reciben como respuesta cuando llaman al 092, la Policía Local. ¿Se imaginan meterse en cama aun cuando saben que no van a pegar ojo? Este vecino de la calle Vista, Juan, y su mujer llevan así diez años. El tiempo que tiene su piso. Una vivienda nueva con entrada por San Andrés pero cuya galería, catalogada, da a la popular calle de la zona del Orzán. «Tomamos melatonina en cantidades potentes», dicen resignados.

Después de intentar reforzar el aislamiento de todas las formas posibles, desde hace un par de años duermen en un cuarto con un ventanuco que da a un patio. Tiene el espacio justo para encajonar el colchón. Antes era el vestidor. «¿Y si me pusiera a tocar la gaita a las cuatro de la madrugada en la calle?», lanza Juan. Su situación es sintomática de la zona. La Asociación de Vecinos Ensenada del Orzán contabiliza en 1.000 los residentes especialmente afectados por la movida nocturna.

Tomamos melatonina en cantidades potentes cuando nos acostamos

De lunes a lunes

Los días de fiesta no son dos ni tres. «En verano, excepto los lunes, aquí hay gente todos los días de la semana. Me parece perfecto si están dentro de los locales, pero es que están en la calle hasta las tantas y no son murmullos lo que escuchamos, sino gritos, golpes, cánticos, cristales que se rompen...».

Cuando compraron en el 2010, les vendieron la zona como tranquila. «A los dos años, la cosa fue empeorando, hasta llegar al punto actual. Casi no hay licencias de after, aunque abren hasta el amanecer. Uno se publicita como parrillada», denuncia la pareja.

En diez años, el problema de las concentraciones en el Orzán ha empeorado

El colchón lo han traslado a un vestidor con ventanuco que da un patio interior y que también han sellado
El colchón lo han traslado a un vestidor con ventanuco que da un patio interior y que también han sellado MARCOS MÍGUEZ

Mediciones de audio

La calle Vista es peatonal y tiene apenas tres metros y medio de ancho. El suelo es de piedra y el sonido reverbera en las fachadas. Ellos viven en un tercero. «La asociación de vecinos hizo mediciones de audio, en todas se rebasan los límites, el ruido es estridente», subraya Juan.

Desde la ventana exterior se ven un edificio deshabitado, «antes había okupas», un taller de bicis, un estudio, una inmobiliaria, algunos bares y un club de alterne. «No tenemos ninguna queja. Es de los negocios menos escandalosos», aclaran. «Vivimos deseando que el fin de semana llueva, que haga muy mal tiempo, cuando debería ser al revés. Cuando dormíamos en la habitación, hasta el día no conciliabas el sueño», recuerdan.

Sus esperanzas están puestas en las rondas policiales, más frecuentes. Pero, temen el efecto bumerán, que el botellón, prohibido en los jardines de Méndez Núñez, se traslade a Pescadería. «Es importante que no rompan las flores, pero también que los vecinos duerman», expresa la mujer de Juan.

Agotamiento, estrés... la falta de descanso pasa factura. «Es frustrante llamar a la policía y que no te hagan caso. Presentar denuncias y que no sirvan de nada», admite Juan. Esta impotencia es compartida en el vecindario. «Si se respetan unas normas básicas de convivencia, hay espacio para todos», defienden.

El refuerzo de las rondas policiales es un alivio, pero los vecinos piden mayor compromiso

Las patrullas de la Policía Local volvieron al Orzán este fin de semana, cuando desalojaron la calle Vista. «Se están reforzando las rondas», apuntan desde fuentes municipales. Los residente también lo atestiguan. Las concentraciones de gente en la vía pública durante la noche son un clásico, prácticamente diario, en esta zona de marcha. «Empiezas a las 07.00 de la mañana a dormir y llega la máquina de la limpieza», dice con un tono entre el agotamiento y la exasperación la mujer de Juan, que prefiere el anonimato.

El hartazgo ante la falta de soluciones ha llevado a los residentes a realizar su propia auditoría. En ella, contabilizan unos 50 locales «conflictivos» que, aseguran, han roto la convivencia. «Cuando gana el Dépor, con lo que a mí me gusta, ya decimos: ‘Prepárate para la noche'».

Degradación del barrio

«Es curioso porque, en otras zonas, en el momento en el que surge algo, al momento desaparece. ¿Por qué no hay botellón en la Marina, en la plaza de Lugo o en Durán Loriga?», se pregunta la pareja de Juan. La dejadez es para ella la responsable de la degradación generalizada en el Orzán: «Se necesitan pautas, control. Esta era una de las ciudades más limpias de España, una tacita de plata, y ahora es una de las más sucias. Me acuerdo cuando mi hermano decía: ‘Mira como esta A Coruña y mira Vigo. En diez años, se ha dado la vuelta a la tortilla. Es un cúmulo de despropósitos, algo se está haciendo mal respecto a otras ciudades».

Como otros residentes, cuentan con el apoyo de la asociación de vecinos, pero con eso no llega: «En el Concello tienen que ponerse más serios con el botellón, pero no solo en una zona concreta, sino en toda la ciudad», subraya Juan.