Los nacidos en los setenta conforman, de lejos, la generación más numerosa en la ciudad, 41.937 personas, el doble de los que están en la veintena

Eduardo Eiroa
Periodista de La Voz desde el 2002, es uno de los responsables de la información municipal de A Coruña

A Coruña se hace mayor, poco a poco, pero sin pausa. De hecho, nunca ha estado tan mayor si se tienen en cuenta los últimos datos del INE, correspondientes al 2019. Concretamente la urbe tiene una edad media de casi 46,2 años. Lleva haciéndose un poco más vieja de modo constante desde principios de los ochenta pero, a diferencia de los demás mortales, A Coruña no cumple un año cada 12 meses. La media sube más despacio, y lo hace a razón de dos meses y poco por ejercicio.

Y sube porque nunca hubo en A Coruña tantas personas entre los 40 y los 49 años como hay en la actualidad. Son, de hecho y con diferencia, la generación más numerosa en la urbe. En ese rango de edades están, concretamente, 41.937 coruñeses. La cifra, puesta en contexto, cobra otra magnitud. En la década inmediatamente anterior, la de la treintena, están censados exactamente 10.000 coruñeses menos, y más preocupante es todavía el dato de quienes disfrutan de su vida en la veintena: 21.204, es decir, la mitad. Si se mira hacia los más jóvenes las cuentas son todavía más parcas: tanto de cero a diez como de diez a veinte años hay menos de 20.000. 

Centenarios

La estadística permite ver, año a año, entre cero y 100, cuántos coruñeses estaban censados en el 2019. En ningún caso hay más de 4.000, salvo en el de los cuarentones: entre 40 y 47 se supera esa cifra y los de 48 y 49, la rozan. Adolescentes de 15 años, por ejemplo, solo hay 1.869, cifra muy baja también si se compara con los 2.761 vecinos de 75 años.

No es un caso aislado en Galicia, una comunidad que va por los mismos derroteros y que tiene una media todavía un poco más alta, en torno a los 47 años. Hay un argumento muy repetido para justificar el envejecimiento de la población, el basado en el aumento de la esperanza de vida y en los avances de la medicina. Es un dato real, pero que poco tiene que ver con el hecho de que A Coruña haya llegado a ser cuarentona. Es cierto que en el 2019 había en la ciudad 148 personas con cien años o más, una cifra insólita. Ocho años antes había solo 61. Sin embargo, el pasado ejercicio figuran en el listado del INE 1.676 vecinos con 80 años de edad, frente a los 2.263 que había en el 2017. Las cuentas de la esperanza de vida no explican el envejecimiento coruñés. La clave está en los cuarentones o, más bien, en sus padres, porque en esas edades están las generaciones nacidas en el baby boom. Al dato: en 1975 nacieron en la ciudad 4.405 bebés -por eso hoy hay 4.260 personas de 45 años- , frente, por ejemplo, a los 1.571 nacidos en 1996. Desde entonces las cifras no han mejorado sustancialmente salvo en los años previos a la crisis, con un ligero repunte: en el 2008 se superaron los 2.200, y después volvieron a caer.

La Voz

Perspectivas

Lógicamente, quienes están hoy en los cuarenta seguirán cumpliendo años y la ciudad, con ellos, se irá haciendo mayor. En dos decenios, de seguir la actual tendencia, A Coruña tendrá una edad media de 50 años. El problema es que las cifras, salvo el milagro de un nuevo bum natalicio, no se podrán revertir. Los cuarentones, durante un tiempo, seguirán dominando el panorama demográfico en una ciudad en la que casi uno de cada cinco vecinos están en esa edad.

ANGEL MANSO

Raquel Martínez, decana de Socioloxía: «El problema va a ser cuando envejezcamos nosotros»

Además de ser decana de Socioloxía y, por lo tanto, especialista en temas demográficos, Raquel Martínez (A Coruña, 1976) es también una representante de ese rango de población sobre el que versa este reportaje. «Nacimos en los setenta, unos años de generaciones más llenas de población, es lógico que seamos más porque somos los hijos del baby boom», cuenta. A Coruña lleva años envejeciendo, un proceso, el de la edad media de la población, que solo podría revertirse cuando se disparen de nuevo el número de nacimientos, no es el caso. «El envejecimiento de la población no es el más elevado que vamos a alcanzar -cuenta-, realmente ahora están envejeciendo las generaciones que nacieron en la Guerra Civil, que son más vacías porque en esos años se tenían pocos hijos, el problema va a estar cuando envejezcamos nosotros». Los años cuarenta, por razones históricas obvias, fueron parcos en nuevos nacidos, pero las cosas cambiaron, y mucho, 20 años después. «A partir de los sesenta esa generación empieza a tener hijos y con mucha mayor natalidad», cuenta, y se pone a sí misma como ejemplo: «Yo soy la más pequeña de cinco hermanos, ese tipo de familia, que antes era algo habitual, hoy ya no existe o son casos extraños», explica. Quienes hoy están en la década de los 40 tienen, además, características distintas a personas que años atrás estaban en el mismo rango de edad. El retraso en la edad en la que se tienen los hijos ha hecho que surja para ese colectivo un nuevo rasgo: «Muchos ahora son dobles cuidadores, porque por un lado tienen hijos pequeños y por el otro, padres mayores», cuenta sobre una edad en la que se alcanza la madurez y en la que también se asumen más responsabilidades laborales.

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