La catedrática de Peruleiro que cabreó a los ingleses

A CORUÑA CIUDAD

M. R.

La coruñesa Rodríguez Salgado desmontó mitos sobre la Gran Armada y está en la Academia de Historia de Gran Bretaña

08 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«Yo a la que quiero escuchar es a la de Peruleiro». Esto decía una de las responsables de la biblioteca del Consulado viendo la lista de ponentes del ciclo Expediciones y viajes marítimos: Ciencia y riqueza de sangre (siglos XV-XVII). Las cuatro conferencias tuvieron lugar durante noviembre organizadas por la Fundación Biblioteca de la Casa del Consulado que preside Javier Padín. «La de Peruleiro» es María José Rodríguez Salgado (A Coruña, 1955), catedrática de Historia Internacional de la London School of Economics y académica correspondiente en Gran Bretaña de la Real Academia de la Historia (Londres). Habló sobre las condiciones de vida en los barcos durante esos siglos centrándose más en algunos viajes entre puertos europeos que en los transoceánicos.

Villancico gallego en 1507

Esta especialista en la figura de Carlos V aportó datos sorprendentes, como que cuando Juana, «la llamada Loca, desembarca en A Coruña en 1507 hay una crónica que dice que nada más desembarcar a la Reina le cantan una cancioncilla en gallego. Es como un villancico muy simple, pero en gallego y esto está escrito por uno de los secretarios que va con la comitiva». Padín destaca que Rodríguez Salgado es «una experta internacional que va dando conferencias por todo el mundo», pero que en A Coruña solo había estado en 1989 y no volvió hasta el mes pasado, cuando intervino en las conferencias organizadas en el Consulado.

La autora de libros como Un imperio en transición: Carlos V, Felipe II, y su mundo, 1551-1559 explicaba: «Me fui a Inglaterra en 1965. Mis padres eran los típicos emigrantes gallegos. Me gustaría decir que nos fuimos por política, pero no: fue por pobreza, una familia que buscaba salir de ella». Primero se fueron los padres: «Nos dejaron a mi hermano y a mí con unos tíos. Estuvimos internos varios años. Y luego nos llevaron a Inglaterra».

¿Para qué va estudiar a una niña?

La catedrática evocaba que su «madre se encontró con que tenía mucha más libertad allí que en la Galicia de los años setenta, mucha más. Mi hermano y yo cursamos los estudios secundarios y superiores y allí quedé porque tenían becas muy buenas que me permitieron ir a la universidad. Aquí no tendría la posibilidad de hacer estudios universitarios, especialmente con unos padres que no creían que fueran necesarios: ¿Para qué vas a poner a estudiar a una niña? A mi hermano sí, pero a mí ya querían sacarme del colegio a los 15 años y yo quería estudiar». Y lo hizo hasta doctorarse: «A mí me gustaba la historia del siglo XV al XVII, las relaciones internacionales y la diplomacia». Acabados los estudios «empecé a trabajar en una universidad en Escocia. Luego estuve en el norte de Inglaterra y en 1985 pasé a la London School, que es la mejor, especialmente para historia internacional, que era lo mío».

Pocos años después, cuando se cumplían los 400 de la Gran Armada, el Museo Marítimo Nacional, que está en Greenwich (Londres), decidió hacer una exposición y «pidieron consejo para saber quién les podía asesorar. Los historiadores que estudiamos el arte y la guerra a la vez somos muy pocos». Por ello, «cada dos por tres les salía el mismo nombre: el mío».

Críticas

Mia, como le llaman los ingleses, aceptó el encargo y «diseñé la exposición más grande que se había hecho en Inglaterra hasta esa época sobre la Gran Armada. Intenté dar una visión equilibrada, ser fiel a lo que teníamos de documentación y de historia y también dar a conocer los mitos que habían surgido. Fue un éxito enorme, pero me atacaron de todos los lados: un editorial en The Times criticó la exposición diciendo que querían seguir con el mito de la Armada con la que todos ellos se habían educado y que las conmemoraciones históricas eran justo para los mitos. La historia verdadera no tenía nada que ver con las conmemoraciones y que el museo y todos los que habíamos estado involucrados en la exposición debíamos volver a Madrid, que el museo se debía establecer en Madrid. Fue alucinante. Me acusaban de no darles la visión histórica que ellos habían recibido, la que habían aprendido y la que querían oír: que eran superiores a estos incompetentes, corruptos e idiotas españoles [risa]».

Pero ella aportó datos como «que la flota inglesa era más grande que la española, no al revés como siempre se decía». A pesar de todo, «fue un gran éxito la exposición, se hizo un buen catálogo que se usó como modelo de otras exposiciones históricas, cosa que me honra [risa]».

Ahora sigue investigando, prepara varios libros y aprovechó su estancia en A Coruña para «darme un paseo por Peruleiro».