Un coruñés, en el olimpo de la fotografía panorámica

R. DOMÍNGUEZ A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

CARLOS F. TURIENZO

Carlos F. Turienzo gana el premio amateur del Epson Pano Awards con las imágenes de la cascada de Lofoten, Nueva York y el puente de Lisboa

25 nov 2019 . Actualizado a las 22:20 h.

No es la primera vez que su nombre se cuela entre los de los mejores en un terreno que para él continúa siendo una apasionante afición. El coruñés Carlos F. Turienzo, informático en Reganosa, acaba de proclamarse ganador absoluto en la categoría amateur del Epson Pano Awards. «Estoy muy contento, cuando recibí el correo, lo tuve que leer dos veces porque pensé que no, que no podía ser; creo que es el premio más importante que he conseguido nunca», dice por un nuevo éxito en una actividad que le roba horas de sueño. Porque madrugones y noches en vela le dedica a esto de captar bellísimas imágenes en toda una laboriosa tarea que, pese a todo, para él es un respiro porque supone «desconectar de todo». 

Carlos F. Turienzo

En esta ocasión, envió cuatro fotos y no solo una de ellas ha sido elegida la mejor en el apartado de paisaje natural entre las amateur, la de la cascada de Lofoten, en Noruega, sino que otras dos, de Nueva York y Lisboa, han entrado en el top 50 de entorno construido o arquitectura, de entre las miles que reciben el certamen australiano. «Es la conjución de todas las fotos por la que te dan el premio, porque además de la elegida, tienes que tener como mínimo otras dos entre las 50 mejores», explica muy satisfecho por codearse en un listado en el que figuran autores que para él son una referencia. 

Carlos F. Turienzo

Cuenta Carlos F. Turienzo que en la elección para el concurso se inclinó por la cascada «porque es un lugar menos visto de toda esa zona, sobre todo en fotografía nocturna» y al tomarla en 2017 le gustó el cielo rojizo. También ese mismo año retrató el Vasco de Gama al amanecer, con el sol colándose entre las columnas del puente lisboeta de y al año siguiente tomó el skyline de Nueva York. 

El premio, 3.000 dólares además del prestigido, «va a quedar para algún viaje el año que viene, seguro», dice el fotógrafo, que piensa en disparar su cámara en Sudamérica. En Galicia poco le queda por retratar y su laureada fotografía de punta Nariga bajo la vía Láctea tiene para él un significado especial. Ahora, le queda una deuda pendiente que espera saldar este verano: las islas Cíes.