En Vigo tienen luces, pero no vuelan

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Con rachas de 120 y 130 kilómetros por hora, los habitantes de A Coruña avanzamos metros elevados por el aire

21 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Estamos todos tan emocionados con Vigo, con su iluminación portentosa, con su Navidad de cuento, con su idílica postal que tanto fogonazo Led casi nos ciega la autoestima a los coruñeses. Ha sido un momento de flojera, lo sé, porque enseguida he pensado que, aunque en Vigo tengan muchas luces, todavía no vuelan como nosotros.

En muy pocos lugares del mundo sus habitantes tienen esa capacidad, ese superpoder de elevarse unos metros del suelo e impulsarse con tanta energía como para colocarse en posición horizontal como si hubiesen tomado la criptonita para cruzar la calle. Pero aquí tenemos esa capa invisible que nos pone una y otra vez por arriba. Y estoy convencida de que en un futuro no muy lejano el coruñés modificará su genoma para volar por influencia del entorno. Hemos tenido evidencias, diversos intentos la semana pasada, de que con rachas de 120 y 130 kilómetros por hora, los habitantes de esta ciudad avanzamos metros elevados por el aire. He visto en ese túnel del tiempo que es la esquina de Rubine con la calle Riazor a varios coruñeses despegar en esa pista de aterrizaje (y de vuelo) sin capa de supermán o superwoman. Por eso creo que, en la evolución futura, el Homo coruñesis, raza a la que pertenezco, desarrollará unas protuberancias en la espalda que le permitirán no solo desplazarse metros y metros por la ciudad sino seguir estando por arriba del Homo viguesis. Estos seres del sur, menos hechos a los cambios meteorológicos adversos, sí corren, en cambio, el peligro de quedarse ciegos por su excesiva exposición a tanta potencia lumínica durante períodos largos y constantes como son los siglos venideros, así que en Vigo, ya lo he dicho, tienen que tener ojo.

 Los coruñeses, por nuestra parte, nos veremos obligados a demostrarles nuestras habilidades voladoras con vídeos demostrativos que enseñen cómo hemos avanzado en formas distintas de desplazamiento: caminar hacia atrás antes del despegue, el cuidadoso manejo del paraguas en caso de elevación abrupta, cómo debe hacerse el giro en la esquina ventosa, cómo hay que agarrarse a la pared antes del aterrizaje y, por supuesto, cómo evitar buzones y contenedores para un vuelo seguro. Para todo ello los coruñeses contamos con la inestimable ayuda del superhome Perdomo, que puede explicarle al Homo Viguesis cómo hemos avanzado en esta mutación genética que tantas ventajas nos dará. Y pronto veremos cómo en los colegios, cada vez que haya ciclogénesis los niños coruñeses se expondrán en el patio para practicar con garantías de éxito. Así que cojo aire y, antes de despegar en dirección sur, anuncio: «Vigueses, ¡volando voy!».