En su tienda de arreglos de ropa de la ronda de Outeiro prepara su repertorio
01 dic 2019 . Actualizado a las 00:02 h.La costurera del barrio es una artista. No con la aguja, que también, sino con las canciones. Los vecinos le llevan pantalones y faldas para la toma de la bastilla, pero Pila Martínez, que fue cantante de orquesta a los 20 años, hilvana su regreso a los escenarios como intérprete solista.
-¿Qué fue primero, la aguja o el micrófono?
-La costura, empecé a los 18 años. Salí del colegio y me mandaron a aprender con unas vecinas. Luego me vine a A Coruña, a trabajar en fábricas y ya me quedé. Estaba empezando Zara y cosí en dos talleres durante muchos años; y luego en Caramelo.
-Hasta que se hizo autónoma.
-Abrí La Talla hace 15 años.
-¿Qué tal le va?
-Tengo una clientela maravillosa, de la que he aprendido mucho. Soy feliz trabajando aquí.
-Pero más feliz es cantando.
-Bueno, la felicidad total es coser y cantar [risas].
-¿Cuándo empezó a cantar?
-Trabajé ocho años en dos orquestas, pero ahí más que aprender, coges vicios vocales. Lo dejé a los treinta y pico para tener a mi hija y una vida familiar.
-¿Por qué no volvió?
-Tengo alma de artista, pero no valgo para cantar cosas que no siento. Fueron muchas horas que no me llenaron.
-¡No da puntada sin hilo!
-No [risas]. Para lo bueno y para lo malo, eh, pero siempre busco el lado positivo de la vida.
-Será puntillosa, entonces.
-Bueno, me gusta supervisar las cosas en primera persona, pero también me dejo aconsejar.
-Una canción imperdible.
-Chabuca limeña [se lanza a cantar]. Te lo llevaste todo / El poncho y la guitarra / El verso y la palabra / La danza y la canción / Habrá que ver la fiesta / Del cielo que ahora pisas / Rodeada de tus incas / Que ansiaban oír tu voz. ¡Mire qué letra más bonita! Es de Manuel Alejandro, dedicada a la memoria de la peruana Chabuca Granda.
-¿Cuál es su estilo?
-Le doy protagonismo a las canciones, con sus sentimientos.
-¿Es muy emocional?
-Quiero despertar sensaciones en quien me escuche.
-¿Cuál es la base de su trabajo?
-Nunca hago malabarismos o saltos mortales con la voz.
-¿Por dónde va su repertorio?
-Transito por canciones de raíz latina que están en nuestra memoria. ¡Coplas solo llevo dos!
Quién es ella: Pilar Añón Martínez, («Pila de toda la vida para la familia y para mis amigos», nació en Ponte Rosende (Carballo), pero lleva 25 años viviendo y trabajando en A Coruña.
Redes sociales: Tanto en su página de Facebook (Pila Martiunez, con esa u de más) como en su Instagram, va subiendo sus canciones.
«En el tiempo que tardo en coger el bajo de un vestido, repaso una de Maria Bethânia»
Su pequeña pero concurrida tienda de arreglos de la ronda de Outeiro es un quiosco metido en un portal, solo que en vez de flores o periódicos, está repleto de cintas métricas, dedales y retales. Ahí nos encontramos a Pila Martínez cantando entre costuras.
-¿Canta mientras cose?
-Escucho mucha música. Durante el tiempo que echo aquí, voy al meollo de las canciones, me aprendo las letras y las voy probando. ¡En el tiempo que cojo el bajo de un vestido repaso una de Maria Bethânia!
-¿Cómo le hace sentir?
-¿Cantando? De maravilla, al tiempo que hago una labor de afecto para los demás, creo que es algo que el destino ya tenía reservado para mí.
-¿A qué artistas admira?
-Admiro a todos los que son de alma y no de circo. A los que trabajan sobre los sentimientos.
-Dígame nombres...
-La mexicana Lucha Villa, Amália Rodrigues, Mariza, Nacha Guevara, Liza Minnelli... Y también Pasión Vega, Amaia Montero…
-¿Y de voces masculinas?
-Roberto Carlos, Alejandro Sanz, Pitingo... Sanz es un artistón.
-¿Cuándo se estrena?
-Ya realicé dos actuaciones el año pasado y ahora tengo algunas fechas, pero confío en que, a partir de ahí, me salgan más. Lo hago sin ninguna ambición, más que hacerlo bonito.
-Seguro que sí.
-A estas alturas de mi vida, todo lo que me venga, es un regalo.
-Oiga, ¿se ha hecho toda la ropa que luce sobre el escenario?
-También compro, pero mucha la tuneo. La ropa tiene que ser un espectáculo. Y le digo una cosa, creo que la imagen de la mujer en el sector orquesteril no ayuda a la defensa de nuestros derechos como iguales.
