El escritor inauguró la nueva librería de Manuel Arenas, al que conoció gracias a la pasión de ambos por la guerra de la Independencia
13 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Manuel Arenas y Arturo Pérez-Reverte se llevan bien. Me cuenta el librero que estuvieron muy en contacto con motivo del bicentenario de la guerra de la Independencia, una parte de la historia de la que ambos son unos apasionados seguidores. Napoleón los unió para siempre. Por eso se animó a acudir a la inauguración de la nueva librería Arenas de la avenida de Oza 8, al lado de la fuente de Cuatro Caminos y, por la tarde, firmar ejemplares de sus libros en el establecimiento del Cantón. «Valoró el hecho de que en estos tiempos nos atrevamos a apostar por el papel y a abrir un negocio de libros. Estamos muy agradecidos porque desde que en el 2017 estuvo en Valladolid firmando en una librería no lo había vuelto a hacer», comenta Manuel poco antes de ir a buscar al aeropuerto al escritor y académico. Por cierto, en el DNI de Arenas figura el nombre de Manuel Santiago y Pérez-Reverte es la única persona que conozco que le llama Santiago. A la una de la tarde descubrió la placa en la nueva librería acompañado de Francisco Vázquez. «Es el cliente más antiguo, ya desde la primitiva librería Cervantes en María Pita», recuerda el librero. A continuación comieron en el Náutico y, antes de enfrentarse a su legión de seguidores, descansó un poco en el hotel y posó en el monumento al libro. Fue un día completo para Pérez-Reverte. Acabó tan agotado como Sidi, el Cid de su última novela, después de una batalla.
