El tenor ofrece un recital acompañado por piano que combina arias de ópera y canciones
25 oct 2019 . Actualizado a las 11:11 h.El tenor de origen polaco Piotr Beczala (Czechowice-Dziedzice, 1966) debuta este miércoles en la Temporada Lírica de A Coruña (Teatro Colón, 20.00 horas) con un recital -acompañado por la pianista Sarah Tysman- que combina conocidas arias de ópera (Bizet, Puccini, Verdi, Massenet) con canciones de compositores como Dvorák o Rimski-Korsakov. Una propuesta que varía el programa con respecto a otras fechas de su gira española. «¿Qué quiere escuchar la gente que me invita?», se pregunta el tenor. «Dialogo con los organizadores y sobre esas ideas creamos algo juntos. Siempre estoy abierto porque en el fondo esto no lo hago por mí, sino por el público», añade.
Esta propuesta aporta una diversidad muy saludable al programa, de la que se beneficia el público, que tiene la oportunidad de escuchar piezas que habitualmente son más difíciles de presenciar en vivo. E, igualmente, el tenor también disfruta de la posibilidad de variar su registro. Con todo, Beczala es consciente de que cada compositor y cada pieza requiere voces determinadas, que no siempre coinciden con los planteamientos, intereses o habilidades de los cantantes. Él, por ejemplo, no se siente cómodo con autores como Alban Berg. «Es muy valioso y maravilloso, pero tienes que ser consciente de para qué voz estaba pensando el autor», describe.
Las preferencias también van más allá de lo estrictamente musical. Beczala advierte de las diferencias que supone para un artista interpretar personajes que tienen detrás una historia literaria. «Shakespeare o Schiller», pone como ejemplo. «Cuando preparo un personaje nuevo buceo en su pasado. Tienes que entender su personalidad, porque lo que cantas sobre el escenario en realidad no nace de ti, sino del rol que asumes», reflexiona. Por ello, distingue entre piezas que son música hermosa y otras que traen una capa, de psicología compleja, de contexto histórico, que aportan más satisfacción.
Una satisfacción que Beczala también encuentra en la interpretación en vivo. Con la pianista, Sarah Tysman, ha ensayado y entablado una colaboración musical, pero la química va más allá del escenario: «Cada concierto es único por muchos motivos: depende del personaje, de mi voz, de la acústica del teatro, también de la relación que se crea con el público. A diferencia de la ópera, en un concierto puedes ver sus reacciones y modificar ligeramente tu actuación. No hay orquesta, no hay director, estás tú a solas con el piano, tu voz y el público».