Diez mil personas burlan la lluvia y llenan de color la ciudad en la carrera Enki

Alejandro García Chouciño
ALEJANDRO G. CHOUCIÑO A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

El mal tiempo apenas desanimó a los inscritos en el evento por la diversidad, trasladado al centro

20 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni los nubarrones fueron capaces de hacer sombra a la sexta edición de la Carrera de Obstáculos por la Integración ENKI, que llenó de color y diversión el centro de A Coruña. Las intensas precipitaciones que cayeron durante la última tanda no intimidaron a los cerca de 10.000 corredores que, según la organización, participaron este año. «Teníamos miedo de que no se recogiesen todas las dorsales por la lluvia, pero en líneas generales la gente ha respondido muy bien, como siempre», afirmó Puri Montero, coordinadora de la carrera.

Una fiesta en la que los impermeables se convirtieron en la principal equipación de muchos participantes, mientras que otros optaban por indumentarias de lo más llamativas: alienígenas, hawaianas, payasos, medusas... También hubo muchos héroes entre los más pequeños, que podrían representar sin ningún problema a todas las personas con discapacidad que luchan día a día por la inclusión. Y no fueron pocos los obstáculos a los que tuvieron que hacer frente los participantes en un circuito de casi 2,5 kilómetros: desde una invasión zombie o cómo sobrevivir a los manguerazos de los bomberos hasta resistir un entrenamiento del propio Ejército. Pero al final todo tiene su recompensa, y tanto los niños como los mayores fueron recibidos en María Pita a ritmo de batucada. Allí terminó la fiesta con mucha música, pero también con mucha lluvia. 

Y los bomberos, más agua

La también conocida como la Carrera de la Alegría cumplió con su apodo y dejó impresiones variadas. «¡Yo quiero volver para el año, pero mejor que no llueva!», exclamó Lucía, una de las muchas niñas que se animaron con sus familias a pasar las pruebas. Otras también tenían sus quejas por el agua, como Marta, a la que no le convenció mucho uno de los obstáculos: «Los bomberos nos mojaron de arriba abajo con la manguera y no me quería mojar tanto». Con la lluvia tenía más que suficiente.

Desde la organización se mostrado muy satisfechos con el resultado de la nueva localización, alrededor de la Marina y el Parrote: «Creíamos que esta zona nos abría una posibilidad de aumentar dorsales y hacerlo más bonito, en pleno centro de la ciudad. El resultado ha merecido la pena», comenta Montero.