En el entorno de los Nuevos Juzgados, donde la doble fila no se condena

Alberto Mahía A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

De las 65 plazas que hay alrededor del edificio judicial de Capitán Juan Varela, 15 son libres y 50 para funcionarios

04 oct 2019 . Actualizado a las 11:52 h.

Hay que tener la suerte de Tarzán encontrando lianas para no perder más de media hora en hallar un hueco donde aparcar en los alrededores de los Nuevos Juzgados, en Capitán Juan Varela y las calles que la rodean. Por tanto, son legión los que estacionan mal y muchos de ellos provocan unos atascos que colapsan toda la zona. Una de las más afectadas de la ciudad y donde más se hará por luchar contra la doble fila, según anunció recientemente la alcaldesa.

«Mientras la gente no aprenda a venir a Juzgados en taxi o en bus, esto siempre va a ser así, porque no hay plazas en varias manzanas a la redonda». Lo dice un taxista, testigo a diario de lo que ahí ocurre desde 1991, cuando el inmueble fue inaugurado.

Al este edificio judicial acuden a diario entre 1.500 y 2.000 personas, la mayoría en coche. Y solo hay un párking privado que, por cierto, es el más caro de la ciudad (2,10 euros la hora; más del doble que el de la Palloza). Ofrece 190 plazas y, lejos de ser un alivio, en horas punta de la mañana provoca colas a la entrada. El cartel de completo lleva meses fundido. Eso bajo el subsuelo. En superficie, todo es mucho peor. Por esto: En la calle Capitán Juan Varela hay 40 plazas de aparcamiento. Pero solo tres son libres. Veinte están reservadas para funcionarios y el resto para los taxistas y para carga y descarga. En la calle Pérez Porto, que corre paralela al lateral del edificio que acoge los juzgados de lo Contencioso-Administrativo, hay 42 plazas. 30 para quienes trabajan en la Justicia, 12 para el resto.

En las demás vías de la zona los huecos libres duran lo que un caramelo a las puertas del un colegio. La oferta es mínima por la abundancia de contenedores de obras, de basura, espacios de carga y descarga y talleres —hay varios—. Por lo que estacionar es pura lotería.

Todo estos problemas podrían servir de excusa a los que aparcan mal. Pero no. «No tienen perdón». Lo decía ayer uno de los agentes que patrulló la zona en busca de coches mal aparcados. Insistía, como el taxista, en que «si todo el mundo sabe que aquí es prácticamente imposible aparcar, por qué vienen en coche».

El problema que provocan los coches mal estacionados o en doble fila se prolonga durante toda la mañana, durante el horario de apertura de los Juzgados. Y raro es el bus de la línea 5 que no se encuentre cada vez que pasa por con un vehículo ocupando la calzada. Al mediodía de ayer le tocó esperar 5 minutos a un conductor con una serenata de cláxones a su espalda. «Es lo que hay. Luego vendrá el dueño y ni pedirá perdón». Acertó.

«Y para cuando una campaña en la ciudad para crear más plazas de estacionamiento»

Que la doble fila está mal y es un pecado que los coruñeses cometen desde que se inventaron los coches nadie lo pone en duda. Pero son muchos los conductores que la practican y descargan toda la culpa en la reducción de plazas de aparcamiento en la ciudad en los últimos años. Un hombre metido ayer en su vehículo ocupando un paso de cebra frente a los Juzgados de lo Contencioso-Administrativo mientras su hijo acudía como testigo a un juicio no se sentía culpable de nada. Porque, según dijo, dio vueltas durante media hora, el aparcamiento estaba completo y «mi chaval llegaba tarde». ¿Por qué estaciona mal? «Porque cada vez hay menos plazas. Cada alcalde que llega, lo primero que hace es quitar plazas libres. Para poner contenedores, anchear aceras, poner carriles bici que no se usan, carga y descarga...». Lo dice convencido.

Un taxista de la parada frente a los Juzgados le da casi la razón. No por aparcar mal, pero sí por lo que ocasiona la falta de estacionamientos. «Cuando quitas plazas en superficie, eso provoca que los conductores den vueltas y vueltas para encontrar un hueco, lo que supone un problema en la circulación».

¿Cuál es la solución? «Aparte de pararse a pensar un poco en los demás y evitar molestias al resto de conductores que circulan por las calles, el transporte público. Hay que tomar conciencia. Hay que dejar el coche en casa, siempre que se pueda, claro está, y usar tanto los taxis como los buses», aconsejan fuentes de la concejalía de Movilidad.