A Zapateira sufrió al menos de 25 robos en viviendas en lo que va de año

Alberto Mahía A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

Los ladrones vigilan a los dueños, actúan los fines de semana entre las 19.00 y 22.00 horas y solo quieren oro y dinero

05 nov 2019 . Actualizado a las 13:47 h.

Los cacos pusieron el ojo en A Zapateira y no hay manera de que miren hacia otro lado. De los 200 robos en viviendas registrados en lo que va de año en la ciudad y toda el área metropolitana, alrededor de 25 fueron en esta amplia zona, ya sea en sus urbanizaciones de A Coruña, Arteixo como Culleredo. Donde residen alrededor de 5.000 personas. Y ya no pueden más. Se han cansado de exigir a las autoridades mayor presencia policial, pero el problema, lejos de remitir, aumenta. ¿Por qué esta zona es una de las que más asaltos padece? Son varias las razones. Desde la concentración de núcleos residenciales donde viven personas con cierto poder adquisitivo, a las numerosas vías de escape.

La zona más afectada. La parte más alta, a siete kilómetros de la ciudad. A Zapateira comienza en Alfonso Molina, a la altura de la Coca-Cola, y termina en el Ayuntamiento de Arteixo, siete kilómetros más arriba al que se llega por la avenida de Nueva York. La parte baja, la de los grandes chalés, es la más protegida, donde menos robos se registran. Todos cuentan con alarma y sofisticados sistemas de seguridad. El problema comienza cinco kilómetros más arriba, a partir de las instalaciones del Sporting Club Casino, donde se concentran numerosas urbanizaciones con edificios de tres plantas y casas adosadas, pareadas y alguna unifamiliar. Y donde la policía acude en menos ocasiones.

¿Cuándo hay más robos? Los fines de semana, de 19.00 a 22.00 horas. Lo que ocurrió este pasado sábado en la calle Oslo, en Valaire, donde en tres horas entraron en otras tantas viviendas, es el mejor ejemplo de cómo y cuándo actúan los ladrones. La inmensa mayoría de los asaltos se producen cuando acaba el día, entre las 19.00 y las 22.00 horas de los fines de semana. Los malandros aprovechan esos momentos en los que la gente sale a cenar o a dar un paseo. Los días laborales, en cambio, casi todo el mundo está en casa a esas horas.

«Modus operandi». Vigilancia previa y ausencia de violencia. Antes de acceder a una casa, los cacos vigilan los movimientos de los vecinos. No es una vigilancia de días. Se esconden en un coche estacionado en medio de una urbanización y en cuanto ven a una familia salir de una casa, entran. Normalmente por las ventanas de las segundas plantas, más desprotegidas por las alarmas o cámaras. Los perros no siempre les suponen un problema. Algunos delincuentes les echan una salchicha con algún tipo de somnífero. Otra cosa son las bandas extranjeras. Mucho más profesionales. Los vecinos aún recuerdan a dos albanokosovares que hace tres años asolaron varias urbanizaciones y dormían en los montes cercanos, donde escondían lo robado. No eran violentos, pero las bandas que sí lo son actúan de otra manera. Preparan sus golpes con tiempo y contra grandes empresarios. Se mueven todo el año por toda la geografía española y suelen tener gente en las ciudades que les hace el trabajo de vigilancia previa.

El botín. Solo oro, relojes caros y dinero. La gran mayoría de los delincuentes que se dedican al asalto de viviendas no buscan más que oro, joyas de cualquier material, relojes y dinero. Nada más. No entienden de arte para llevarse un valioso cuadro, ni siquiera, muchos de ellos, se fijan en los ordenadores. Se centran en las habitaciones y no pierden mucho el tiempo. Nunca se llevarán un televisor porque llamarían la atención.

Vigilancia policial. Pocos efectivos. La zona alta de A Zapateira pertenece a los municipios de A Coruña, Arteixo y Culleredo. En el primero tiene competencia la Policía Nacional. En los otros dos, la Guardia Civil. Tanto uno como otro cuerpo andan escasos de plantilla y patrullas. Muchas noches, el 091 apenas cuenta con dos vehículos. Si uno sube a A Zapateira, la ciudad queda sin apenas vigilancia. Lo mismo ocurre con la Guardia Civil. Sus agentes tienen que atender grandes extensiones de terreno y varios municipios al mismo tiempo.