La cosecha de los frutales urbanos

A CORUÑA CIUDAD

M.R.

Nueces en Peruleiro, uvas en Labañou, naranjas en Alfredo Vicenti, castañas en Elviña... Es el tiempo de la recolección

15 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un tiempo en el que las lomas de Eirís estrenaban el verano vestidas con el rojo y verde de las fresas. Era entonces cuando en el entorno de la torre de Hércules se recogían las patatas, con las vacas tirando del arado, en una imagen que ha dejado para el recuerdo el fotoperiodista Xosé Castro. Ahora vuelve a ser tiempo de recolección, aunque para recuperar la memoria de las fresas de Eirís sea necesario traerlas de otros lugares. De todos modos, A Coruña sigue teniendo su cosecha de frutales, siendo uno de los ejemplos más clásicos el de las castañas de Elviña donde, con disimulo o sin él, los paseantes las van cosechando entre los erizos que alfombran el asfalto. No es el único lugar para las castañas y así en el camino del Pinar también hay un castaño cargado de erizos que hace presagiar una buena cosecha.

De todos modos, el frutal que sorprende en el camino del Pinar es el nogal, cargado de fruto, que está en el huerto de una de las casas de la zona. En el mismo lugar puede verse también una higuera, baja, cuajada de hojas, pero sin apenas frutos que cosechar.

En algunos lugares lo que hacen los paseantes es vendimiar. Lo contaba en estas páginas Sandra Faginas escribiendo sobre la cosecha del 18 de la parra del viejo edificio de Padre Rubinos y recordando que hace algunos años «era habitual que los chavales terminasen recogiendo fruta de las leiras de Vioño, o mazorcas de maíz de las tierras del Agra del Orzán o de cualquiera de los campos que miran a la Torre».

La parra de Labañou no es la única en la ciudad y así Tito Castro mima la que cubre la travesía de la Estrecha de San Andrés donde tiene su local que no podía tener otro nombre: O viñedo de Tito. Hace casi un año la hizo llorar durante la poda: «Dicen los expertos que hay una reacción, que llora, pero no es la sabia, es un líquido que suelta y dicen que es muy bueno que llore en ese momento». Gracias a esas podas, la parra, que va camino del cuarto de siglo y tiene sus raíces en un bocoy enterrado, se mantiene en el entorno de su calle. En los días de calor, sostiene Castro, «es una maravilla. Esto es el cielo». También en San Amaro hay un bar que tiene su viñedo para cubrir la terraza y, lógicamente, lleva por nombre La Parra. Entre los frutales urbanos también sorprenden, por la cantidad de fruto, las naranjas amargadas de la calle Alfredo Vicenti. Para encontrar limones hay que irse a una finca de la calle río Eume, cerca del cruce de la ronda de Nelle con la avenida de Arteixo, si bien no es el único lugar.

Y para manzanas, que este año dicen los expertos que hay buena cosecha, están las de Newton en el parque de Santa Margarita, junto al Planetario, aunque esas para la ciencia, no para la cosecha de frutales.