«Bibiana Pérez fundó la ópera en A Coruña y casi no se la nombra»

Candela F. Roldán A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

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Luciano José Navas reivindica en un libro la figura de la cantante y maestra de generaciones de coruñeses

02 sep 2019 . Actualizado a las 10:08 h.

«A día de hoy no se valora su figura, pero fue una mujer importantísima en A Coruña por la escuela de canto que creó en 1889 y dirigió durante 60 años», afirma Luciano José Navas, que acaba de publicar Bibiana Pérez «La Perecita» (1865-1950). En su libro, reivindica la figura de «uno de los iconos más emblemáticos de la ópera, no solo de la ciudad, sino a nivel nacional e internacional», insiste el autor.

Bibiana Pérez (Cebreros-Ávila, 1865) «trajo la ópera a A Coruña», recalca sobre los méritos de esta mujer, que, en su opinión, jugó un papel decisivo, aunque a menudo no reconocido, para que la ciudad hoy tenga en el bell canto una de sus señas culturales con múltiples escuelas, destacados coros ?entre ellos el más antiguo de todo el país, El Eco?, un Palacio de la Ópera y el Festival decano de España. «Dio clases en su escuela hasta que murió en 1950. Después continuó con su legado Carmen, una de sus hijas», afirma Navas sobre la labor pedagógica transmitida por la soprano a varias generaciones de coruñeses. «No hay prácticamente ninguna información sobre ella a través de Internet. Fundó la ópera en A Coruña y casi no se la nombra», lamenta el autor.

«Decidí escribir sobre ella porque yo nací en Cebreros y ella también. Me producía mucha curiosidad conocer su trayectoria», dice Luciano, que ha estado dos años documentándose sobre la artista. Así, logró saber que comenzó cantando en el coro de la iglesia de su pueblo antes de viajar a Ávila, a los 15 años, para recibir clases de canto. Con 17, Bibiana Pérez ingresó en el Conservatorio de Música de Madrid, donde pasó tres años y conoció al que más tarde sería su marido, el tenor Ignacio Varela. «Él era de Malpica y acabó trabajando allí, así que puede que por eso se mudasen a A Coruña», intuye el escritor. Fue su esposo también que «le llamaba la perecita porque era muy baja, y así le quedó el mote», revela Navas.

«En 1886 actúa en el Teatro Real de Madrid por primera vez y con la obra Los amantes de Teruel llegó su gran éxito», señala antes de reiterar que «Bibiana Pérez fue una de las sopranos más importantes de nuestro país». Por eso «quiero resaltar ?recalca? la figura de esta gran mujer y darla a conocer porque probablemente aún falte mucho por descubrir de este icono de la ópera».

«Lo que más me sorprende es que Bibiana dejase su carrera en el momento más álgido para dar clases de canto», dice el autor de su biografía. «Probablemente tomase otro camino por el enorme esfuerzo que supondría educar a su vez a cinco hijos», añade. Aunque la soprano no continuó actuando, lo cierto es que nunca se deprendió de lo que para ella era una auténtica pasión. Su marido, Ignacio Varela, dejó su carrera como tenor y regresó a Galicia para trabajar en el mar en Malpica, su pueblo natal.

«Bibiana llegó a actuar ante el mismísimo zar Nicolás II de Rusia en el Teatro Real», declara Luciano. «Actuó también en Italia y en Portugal, y en otros lugares de España como Santander o San Sebastián», dice. En tan sólo tres años, la artista consiguió un gran éxito a nivel internacional en un tiempo en el que era especialmente difícil que una mujer compaginase su carrera con su vida familiar. «Aunque fuese difícil ser madre y profesora de canto a la vez, sobre todo en aquella época, ella nunca renunció a su vocación », indica el cebrereño.

«Todos los que la conocían decían que tenía un carácter muy alegre y juvenil», dice Luciano, que pudo hablar con el experto en ópera, Julio Andrade. «Sus padres conocieron a Bibiana cuando ella impartía clases en A Coruña», añade. De hecho, las únicas fotos que Luciano ha podido conseguir de la artista se las ha proporcionado Julio y una familiar de la cebrereña.

«Aunque haya nacido en el mismo pueblo que yo, la primera noticia que recibí sobre ella fue a través de un artículo en el año 1950, cuando falleció», manifiesta el autor del libro. Al igual que Luciano, la mayoría de vecinos de su pueblo no tenían constancia de este hito de la ópera que pasó desapercibida con el paso del tiempo.