Pulpos y «sirenos» en el Parrote

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

Bañistas en el Parrote.
Bañistas en el Parrote. EDUARDO PEREZ

¿Se debe prohibir o autorizar el baño de mar en la zona de As Ánimas?

17 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Abundante y diversa es la fauna marina del Parrote, y así podrán atestiguarlo aquellos que llevan toda la vida cogiendo robalizas y panchitos desde la lancha o buceando a la salida de la ría. Desde hace unos años ya no es tan fácil pescar allí, lo que ayuda a que proliferen todo tipo de especies, incluso mitológicas, como esas sirenas (y sirenos, que de todo hay) que también llevan años en el lugar, seduciendo a los curiosos con sus atractivas y relajantes brazadas camino del castillo de San Antón. Ida-vuelta, ida-vuelta... Como si estuviesen en una piscina. Ahora parece que también hay pulpos, y de los grandes, como descubrió el jueves por la tarde un niño que paseaba de la mano de su madre.

-Mami, ¿eso es un pulpo?

-No, cariño, es un señor.

-¡No, no. Es un pulpo!

La verdad es que la actitud del hombre, del que apenas se intuía una cabeza lejana, con unos brazos que por su movimiento desordenado semejaban tentáculos más que extremidades, se prestaba a la fantasía infantil. No nadaba, resistía. Tampoco parecía, por esa falta de pericia y por el vello delator de sus brazos, una de las sirenas (así se hacen llamar) que frecuentan el enclave. Estas sirenas -y sirenos- que formaban parte de la mitología de As Ánimas antes de que la flota de Drake asomase por San Antón recuerdan que ya sus padres y sus abuelos se bañaban en estas aguas; primero, retozando en la arena cuando la playa del Parrote aún no había sido devorada por el hotel, y más tarde, buscando la manera de llegar al agua por las rocas.

Así que parece que lo van a seguir haciendo, por mucho que se coloquen carteles prohibiendo el baño y se amenace con unas multas que, sospecho, serían tan impopulares que nunca van a llegar.

Tiene razón el gobierno local cuando argumenta que el baño en el Parrote debería estar bien regulado, con socorrista, análisis del agua, control de embarcaciones... Pero mientras no sea así, a ver cómo se las apañan los concejales para luchar contra el derecho consuetudinario que esgrimen las sirenas para justificar una actividad de la que alguna vez habrán participado hasta los ancestros de los ediles, si no los propios ediles.

No parece interesante legislar contra una práctica en principio saludable que procede de tiempos remotos y que, aun de tapadillo, se va a seguir realizando. Tal vez sea más inteligente buscar la manera de que las ninfas del mar y cuantos deseen acompañarlas en su baño frente a la Medusa retocen en el agua con seguridad, habilitando los medios para ello. Será la diferencia entre ganar una batalla y darse de bruces contra la historia... y hasta con la mitología local.