Las «sirenas» del Parrote protestan con un chapuzón contra la prohibición de bañarse en la zona

Alberto Mahía A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

EDUARDO PEREZ

Un grupo de bañistas crean una plataforma para eliminar las restricciones en el muelle tras la advertencia del Ayuntamiento y el Puerto de que está prohibido. Participa en nuestra encuesta: ¿Ves acertado que se prohíba el baño?

31 jul 2019 . Actualizado a las 14:03 h.

Las sirenas del Parrote, que es como se las conoce, llevan los últimos diez años de su vida dándose a diario un chapuzón en el muelle. En invierno, cuando hasta en cama hace frío, ellas salen en bañador de La Solana y se echan a nadar. «Lo peor», dice Rosa Sánchez, «es cuando graniza, que nos duele, pero nos metemos rápido en el agua y estamos como reinas». Y «sanas», puntualiza su amiga Pili, que destaca «lo saludable y terapéutico» que resulta un chapuzón.

Este martes, a eso de las 11 de la mañana, justo cuando una nube negra dejó caer un chaparrón de mil demonios y obligó a los más robustos corredores del paseo a buscar refugio, ellas se lanzaron al mar como si nada. Pero no era un día más. Era el día en que tenían que hacerlo más y mejor que nunca, porque querían mostrar con ello su malestar por la prohibición de bañarse en el puerto. No les entra en la cabeza que en el mes de abril una comisión conjunta entre las autoridades municipales de entonces y la Autoridad Portuaria tomasen una decisión «ridícula». Pili Sánchez llega a considerar la medida como un «ensañamiento».

Les resulta extraño el hecho de que en abril se decida suspender el baño en el puerto y «dos días antes de las pasadas elecciones municipales de mayo hayan enviado una máquina para adecentar las escaleras de acceso al mar y eliminar el verdín. ¿En qué quedamos?».

A Rosa, como a Pili, y como al resto de amigas que forman parte de «las sirenas del Parrote», como a ellas les gusta que les llamen, entienden que tiene que haber unas normas, pero «siempre fuimos muy precavidas y extremamos la precaución al máximo». Solo hay una cosa, achaques pasajeros o compromisos familiares aparte, que las deje en tierra, que es cuando hay temporal y el mar está bravo. «Entonces nos quedamos en la Solana y Santas pascuas. Somos las primeras en cuidar de nosotras mismas».

Rosa y Pili, que este martes coincidieron en el mar con otro de los habituales, no solo exigen que se retiren los carteles de prohibición, sobre todo en las escalinatas -no entran en que otras zonas portuarias sí pueden estar acotadas al baño por su peligrosidad, cercanía de buques o por salubridad-, sino que además piden que se mejore el espacio, que se limpie el verdín a menudo para evitar resbalones y que, incluso, llegue el día en que se pueda hacer en la zona un proyecto mayor. «Es que esto había que potenciarlo. Es una maravilla poder gozar de algo así», concluye Pili Sánchez.

No son solo ellas y algunos de sus amigos de la Solana los que se bañan. En verano, muchos jóvenes también eligen esa escalinata para darse un chapuzón. «Siempre hubo gente. Toda la vida», dicen.

Ayuntamiento y Puerto se abren a estudiar un plan para permitir bañarse en la zona

El Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria coinciden. A día de hoy, está prohibido bañarse. Pero en el futuro, quién sabe. Ambas instituciones entienden que se trata de una zona en la que históricamente se bañaron los coruñeses, sin poder hacerlo, pues en las instalaciones portuarias es así. El Gobierno local habla de impulsar un plan que incluya medidas, como balizar la zona y acotarla al baño, análisis continuos de la calidad del agua y todo tipo de elementos que protejan la integridad de los usuarios, como la implantación de un socorrista. La idea no le pareció nada mal a Enrique Losada, presidente de la Autoridad Portuaria. «Podría estudiarse», dijo este martes. Como también recordó el hecho de que el mismo concejal que aprobó en abril la medida de prohibición, que fue Xiao Varela, «sea el que ahora la critique».

La portavoz del PP, Beatriz Mato, ya llevaba un plan para potenciar la zona en su programa electoral. Porque, además, ella es asidua al baño en ese lugar. «Si bien es cierto que es obligación de los que legislan que esas leyes satisfagan en la medida de lo posible las demandas de la sociedad. Y en este caso es tan sencillo como garantizar que la calidad del agua es la adecuada, asegurar la convivencia y la compatibilidad del uso del agua por parte de los bañistas con el tráfico marítimo y la actividad de marisqueo de la zona, garantizando la seguridad de todo», recuerda Mato. Añade que «esto es sencillo. Solo se necesita voluntad política e institucional e ir un paso más allá: convertir esa zona en una verdadera playa urbana con gradas al agua y plataformas flotantes».