A Coruña: Juzgan por malos tratos y amenazas a su pareja al hombre que mató a su exsuegra en Monte Alto
El acusado solo reconoció el envío de mensajes amenazantes a su entonces pareja, pero las acusaciones piden que sea condenado a 11 años de prisión
A Coruña
Jorge Marcial Mariñas Castro, el hombre que mató a golpes a su suegra en un piso de Monte Alto en agosto del 2017 y condenado por ello a 20 años de prisión, volvió este martes a ocupar el banquillo de los acusados por los supuestos malos tratos y amenazas contra su mujer las semanas anteriores al asesinato. La fiscalía, como la acusación particular, ejercida por el penalista Diego Reboredo, piden para él una pena de 11 años de prisión.
Durante el juicio, el acusado solo reconoció el envío de mensajes amenazantes a su entonces pareja e hija de la víctima. En todo momento, negó que hubiese malos tratos, delito por el que años antes de los hechos ya había sido condenado. Pero la pareja volvió y, según las acusaciones, de nuevo se produjeron agresiones físicas y verbales. La Fiscalía mostró alguno de aquellos mensajes, como el que le decía: «por hacerle caso a tu madre, ahora lo vas a pagar, pero a base de bien», o aquel en el que le ponía «que sepas que se va a desatar el peor de los infiernos sobre su madre y sobre ti».
Días después de este último mensaje enviado al móvil, Jorge Marcial Mariñas mató a su suegra. Según el fallo, el acusado se dirigió al piso de la víctima, a la que culpaba de su ruptura sentimental. Estaba «enfurecido» tras ver en una red social una fotografía en la que la hija de la fallecida aparecía con otro hombre en la playa. Ella le abrió la puerta confiada y él aprovechó que estaba «desprevenida» en el pasillo para golpearla con los puños y propinarle patadas por todo el cuerpo. Le causó numerosas lesiones hasta asfixiarla y luego huyó con la niña.
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A Jorge Marcial Mariñas Castro lo apodaron el satánico en la crónica negra coruñesa por ser un hombre vinculado a sectas que tienen al diablo en un altar, afición que aireaba en los correos electrónicos que le enviaba a su exmujer para amedrentarla. Llegó incluso a sacrificar animales, fotografiar la escena y remitir la imagen al móvil de la que había sido su pareja, con la que tenía una niña en común que en la fecha de los hechos tenía 21 meses. Tenía una colección de reptiles en casa y el pin de su móvil era 0666.
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