«Ese Coas me va a pagar hasta el último céntimo de los daños»

Alberto Mahía A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

Marcos Míguez

Comerciantes y vecinos piden «una condena ejemplarizante» para el grafitero coruñés encarcelado

14 jun 2019 . Actualizado a las 20:34 h.

Los ánimos están muy calientes en las zonas donde más daño hizo el grafitero coruñés encarcelado este fin de semana. Nadie quiere mostrar su rostro ni dar pistas de su identidad por miedo a represalias, por temor a volver a encontrarse la verja, el escaparate o la entrada al portal hechos una ruina. Pero de sus bocas salen sapos y culebras. Han gastado mucho dinero en limpiar lo que el otro manchó. Algunos comerciantes o comunidades de vecinos, varias veces.

Sin ir más lejos, en los Castros, en el barrio donde residió toda su vida Coas, en las galerías que llevan a la calle de la Merced, sonríen desde que saben que está en la cárcel. «Fue él quien llenó de pintadas todas las instalaciones tres días después de que el Ayuntamiento las limpiase», según dice una de las comerciantes. No entiende «por qué lo hace». Cree, como el propietario de un negocio de esas mismas galerías, que «con 16 años se puede llegar a comprender ciertas actitudes, pero con 31... Por Dios. Qué gana con todo eso. ¿Notoriedad?». En ese centro comercial que une la avenida de Oza con la Merced dicen que han gastado «muchísimo dinero en limpiar sus desaguisados». La última vez han puesto unas cámaras. Pensaban que eso echaría atrás a los grafiteros. Se equivocaron. Aparte de pintarlo todo a las pocas horas, robaron las cámaras de vigilancia.

Paulo Sexto, presidente de la asociación vecinal Oza-Gaiteira-Os Castros, sabe que como colectivo no puede reclamar los daños que ese hombre causó en el barrio, pero anima a todo aquel que sufrió las pintadas de este individuo en sus propiedades, que reclamen. «Nosotros, desde la asociación, llevamos muchos años exigiendo al Ayuntamiento que estuviese más vigilante y diligente a la hora de limpiar, pero poco se hizo», apuntó.

En el Orzán están tan enfadados o más. Es, sin duda, la zona de la ciudad más castigada por los grafiteros. Hay negocios con paredes que dan miedo. Y comerciantes dispuestos ahora a reclamar «a Coas y a cualquiera de sus compinches» los gastos originados por los grafitis. «Me va a pagar hasta el último céntimo por los daños que me causó», decía ayer la dueña de una tienda de la calle Orzán. Su vecina, que tuvo que pagar un «dinero considerable» para sacar de su escaparate «hasta cuatro veces» las pintadas, exige «una condena ejemplarizante». Cree que solo así, tanto a Coas como a los que hacen lo mismo que él, «se les podrá parar los pies. Porque con multas o hablando con ellos no se ha logrado nada.

En la calle Real también quieren un gran y largo castigo para Coas y demás grafiteros. El propietario de un negocio «atacado» numerosas veces contaba ayer que se había puesto ya en contacto con su abogado para personarse en la causa abierta contra Coas.