Berta Tapia, primera y única regidora de A Coruña: «Los alcaldes tienen que escuchar»

«Estimo que las mujeres deben estar presentes en las estructuras del país». La frase la escribía Berta Tapia Dafonte (A Coruña, 1927) en La Voz de Galicia en el año 1973. Pedía así el apoyo de los coruñeses para convertirse en concejala por el tercio familiar. No esperaba entonces acabar siendo la primera -y hasta ahora única- mujer en tomar el bastón de mando municipal en María Pita. Lo hizo en diciembre de 1978, sustituyendo al dimitido Liaño Flores. Su mandato duró cuatro meses, hasta las primeras elecciones locales democráticas que dieron la alcaldía a Domingos Merino. Desde entonces, el suyo ha sido el único nombre femenino en la lista de alcaldes de la ciudad herculina.

La Coruña tendrá alcaldesa: Berta Tapia Dafonte

«Me gustaría mucho que hubiera otra mujer alcaldesa», dice Tapia, que reniega del cliché de última regidora franquista y prefiere considerarse una mandataria de la Transición. Asegura que a lo largo de los años no tuvo «ofertas concretas» para volver a la política aunque sí la tentaron alguna vez. «Quizás es porque yo no pertenezco a ningún partido. En principio tenía más puntos de contacto con el PP pero también tengo muchos con el PSOE. Yo, de ideas políticas, lo que soy es falangista, la verdad», explica.

Berta Tapia: soy joseantoniana

Más allá de ideologías, Berta se define como una amante del aire libre y la naturaleza. A sus 92 años camina a diario e incluso nada, en la piscina de la Hípica o en la playa de Riazor cuando el tiempo y las circunstancias se lo permiten. La salud, de momento, sí le deja disfrutar de esos placeres. «Estoy operada de las dos caderas pero el resto de mi organismo está bien. Incluso puedo comer de todo», cuenta, antes de confesarse «más pescadeira que de carne».

Otra cosa que no perdona son los encuentros con sus amigas, a las que todavía llama «las niñas», ya sea para pasear, ya sea para jugar a las cartas. Las mañanas suele reservarlas para visitar la iglesia -«soy de formación cristiana y católica», insiste- y por las tardes nunca falta una pequeña siesta. «Soy muy dormilona y no soy de acostarme tarde», reconoce.

Lo que ya no hace es conducir. «Hará un mes que no me renovaron el carné», señala. Y aunque dice manejarse a la perfección con el autobús, echa de menos la libertad que le daba el coche para visitar su casa de Mera y disfrutar de sus vistas al mar.

Berta se convirtió muy joven en cabeza de familia. Tras la muerte de sus padres se hizo cargo de tres hermanos más jóvenes, todos varones. Ellos se casaron. Ella prefirió seguir soltera. «Tuve... no sé si llamarlo novios. Digamos coqueteos», cuenta pizpireta.  Aunque conserva un apartamento en el vecino municipio de Oleiros, hoy vive en una residencia de mayores de la Ciudad Vieja de A Coruña. «No me apetecía nada vivir sola y aquí tengo total libertad y amigos cerca», justifica.

El día 26 irá a votar, igual que hizo en las Elecciones Generales. «Es un deber elemental de los ciudadanos», dice rotunda. Un consejo para los alcaldes que salgan de las urnas: «Habría muchos consejos que dar. Sobre todo tienen que escuchar y tener un contacto cercano con los ciudadanos para conocer sus necesidades y sus gustos».

Fui

Alcaldesa de A Coruña durante cuatro meses, hasta las primeras elecciones democráticas. Me formé como perito mercantil y asistente social y saqué plaza de funcionaria en la Diputación Provincial

Soy

Jubilada aficionada a pasear y nadar.

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