La niña de 16 años que denunció que su padre le había pegado ahora lo niega

Alberto Mahía A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

Dueño del bar donde la niña se refugió en el baño
Dueño del bar donde la niña se refugió en el baño EMILIANO MOUZO

La menor salió de casa corriendo y se refugió en un bar de la Sagrada Familia, donde pidió ayuda a los clientes

04 abr 2019 . Actualizado a las 19:55 h.

A primeras horas de la mañana del pasado 15 de marzo, una niña de 16 años entró corriendo en un bar de la ronda de Outeiro, en la zona de la Sagrada Familia, gritando que su padre la quería matar. Se encerró en el baño de caballeros y solo salió cuando apareció la policía y la convenció de que estaba a salvo. El padre, que había entrado en la cafetería preguntando por su hija -los clientes negaron haberla visto- huyó al escuchar las sirenas de la policía. Y durante unos días estuvo escondido hasta que se entregó en comisaría acompañado de su abogado, el penalista Diego Reboredo.

El hombre fue puesto a disposición judicial y quedó libre, pero como investigado por un supuesto delito de violencia familiar. Esta semana el caso dio un vuelco. La menor acudió al juzgado a prestar declaración y confesó que lo había «exagerado» todo, que la lesión que tenía en un pómulo se la había ocasionado ella cuando corría por las escaleras. Su madre también apoyó esta versión. Ya lo había dicho el primer día, pero no la creyeron.

¿Qué ocurrió entonces en esa casa de Cardenal Cisneros para que la niña huyese y se refugiase en los servicios de un bar». Según explicaron madre e hija, esta última llegó de madrugada a casa y comenzó entonces una discusión con su padre. En un momento dado, la niña optó por abandonar la vivienda y en la calle «exagerar» lo sucedido, exculpando al hombre de toda agresión.

El ahora investigado, contra el que se mantiene la imputación pese a que la menor declaró ahora a su favor, explicó en su día que no le había puesto la mano encima a su hija. Ni aquella mañana, ni nunca antes. El abogado espera que, una vez que el asunto quedó claro, se archiven las actuaciones. La madre reconoció que se le fue «de las manos el control» sobre su hija, que «se volvió muy rebelde en los últimos meses» y que su esposo «quiere mucho a sus hijos».