Treinta plazas libres cada día en el párking de los vecinos de la Ciudad Vieja

Emiliano Mouzo A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

Usuarios del Abente asumen el riesgo de la multa y aparcan cuando van al hospital

06 dic 2019 . Actualizado a las 23:43 h.

Usuarios del hospital Abente y Lago, del área administrativa de A Maestranza y de la torre de control marítimo asumen las multas que le impone la Policía Local por aparcar en el párking ubicado detrás del Oceanográfico que fue habilitado para los residentes en la Ciudad Vieja una vez que esta fue peatonalizada.

«Tengo que aparcar aquí, y me arriesgo a que me sancionen, pero es que no me queda más remedio. Tengo que ir al hospital y ya llego tarde», explicó Andrés, un joven que acompañaba a su abuela octogenaria al Abente y Lago. Y es que sobre las diez de la mañana de ayer, «y a casi todas las horas del día, incluidos los fines de semana, a excepción de las últimas de la tarde y por la noche, este aparcamiento tiene numerosas plazas vacías». Ayer, de hecho, a media mañana, había más de treinta vacantes.

Hace unos días, sobre las 10.30 horas llegó a la zona una mujer, Luisa, con su coche. Como acompañante venía su padre de avanzada edad y venían desde Lugo. La mujer aparcó en zona amarilla, la reservada para los vecinos de la Ciudad Vieja. Rápidamente fue alertada por otro conductor: «No estacione. Esas plazas son para los que vivimos en la Ciudad Vieja».

La mujer le respondió que había muchas áreas de estacionamiento libres, «y tengo que llevar a mi padre al hospital porque tiene que ingresar porque le van a operar». Pero finalmente desistió ante la amenaza de la sanción.

Tuvo que ir a buscar un aparcamiento privado «cuyos precios son excesivos», explicó la señora». Manifestó que no podía estar cuatro o cinco horas en el hospital con su padre «porque el párking privado me costará cerca de seis euros. Un robo».

«Que regulen los horarios»

La llegada de coches sin la autorización para aparcar en la zona reservada para los vecinos de la Ciudad Vieja es constante diariamente.

Andrés llegó desde Carballo. Antes de dirigirse al aparcamiento dejó a su mujer en el Abente y Lago. Aparcó, pero finalmente y después de ver las señales, se fue. Cuando se dirigía a su coche dijo que nunca había visto una situación similar: «Hay plazas para aparcar y no puedes. No lo entiendo». Cuando le explicaron el por qué, el hombre contestó que estaba de acuerdo con que el aparcamiento fuera para los vecinos, «pero no es lógico que si ellos no están estacionados no podamos hacerlo nosotros».

Una señora de Sada, Susana, también mostró su enfado. Cree que lo que debían de hacer las autoridades «es regular el horario del aparcamiento. El Ayuntamiento debe exigirle a los autorizados el horario de utilización de las plazas y permitir el estacionamiento al público en aquellas franjas horarias que no estén ocupadas».

Otros usuarios optan por aparcar y esperar en el interior del automóvil: «Estoy en el coche a la espera de que mi madre y mi abuela terminen la consulta en el hospital. No me muevo de aquí hasta que llegue la policía e intente multarme, porque no es de recibo que habiendo hasta treinta plazas vacías no puedas aparcar».

Tanto los residentes como los usuarios que no pueden hacer uso de esta área de aparcamiento también se quejan de que una caravana «lleva estacionada aquí más de un mes y no pasa nada».