El acosador de A Coruña ya tenía un amplio historial delictivo en Ourense. Incluso había pasado tres años en prisión

Gladys Vázquez
Periodista de La Voz de Galicia. Convencida de que siempre hay más que contar

Fríos, descarados, calculadores y sin conciencia de culpa. Ese podría ser a grandes rasgos el perfil de un acosador de menores. Características que cumple Juan Lara Cao. De 37 años y natural de Cantabria, su modus operandi había causado pánico en las últimas semanas en diferentes barrios de A Coruña. Merodeaba de forma discreta y asaltaba a los menores cuando estaban más indefensos. Una pulsión aún más retorcida si tenemos en cuenta que ya había pasado tres años en prisión por delitos contra la libertad sexual cometidos en Ourense.

«En estos casos es muy difícil la rehabilitación. Muchos pensarán que, si ya ha pasado por la cárcel, debería haber sido tratado, pero debemos considerar que, en los casos de violadores de repetición o pedófilos, estamos ante parafilias difícilmente rehabilitables. Además, en prisión no hay programas efectivos, ni tiempo, ni recursos», explica el psiquiatra Luis Ferrer i Balsebre.

María Eugenia Insua, psicóloga clínica y psicoanalista, también ve complicada la reinserción de este tipo de individuos. «No están arrepentidos. No suelen aceptar un tratamiento. Hay ciertas conductas que no tienen cura y la cárcel es la forma de apartarlos de la sociedad. Es la ley la que tiene que actuar en estos casos», manifiesta.

«En prisión no hay programas efectivos, ni tiempo, ni recursos»

«La prisión, más allá del efecto disuasorio, tiene un componente de reinserción. Para conseguirlo, hay que hacer algo. Es verdad que hay tratamientos en prisión, pero a la vez no son accesibles. En muchos centros no hay recursos», explica el psicólogo criminalista Jorge Jiménez.

Lo que parece incontestable es que los años que pasó en prisión no le han hecho apartarse de su actividad delictiva. Solo en A Coruña son doce las denuncias presentadas contra él. En Ourense había asaltado a siete escolares entre enero y abril de 2008.

«Los acosadores que reinciden lo hacen en gran medida. Tienen tendencia a convertirse en agresores en serie. Son personas que ven la sexualidad de forma distorsionada», comenta Jorge Jiménez.

En muchos casos «el deseo» que hace delinquir a estos individuos dura «toda la vida». «Es así. Tendría que someterse a una psicoterapia profunda para descubrir de dónde viene esa fijación sexual. Para ello tendría que comprometerse y reconocerlo. El proceso es largo y difícil, pero se puede entender por qué fija su deseo en ese objetivo. En los mejores casos se puede controlar ese impulso, pero es muy difícil de erradicar», añade Ferrer i Balsebre.

¿Por qué sucede esto? ¿Estamos ante una persona que pierde la razón? Los expertos consultados son tajantes. Estamos ante delincuentes que en todo momento saben lo que están haciendo. No solo eso: una de sus principales cualidades es la planificación.

«Su juicio no está anulado. El paciente sabe que no está bien y que sus acciones son un delito. No es algo que brote de repente. El deseo siempre está ahí», añade Luis Ferrer i Balsebre.

Para María Eugenia Insua son además «perversos». «En este caso, podríamos estar ante un patrón sádico, que disfruta de la humillación de la víctima. No hay enajenación: eligen su víctima y dónde actuar. Nunca están arrepentidos. El mismo individuo se autoriza a hacer eso. Se lo permite».

Que su hermano también fuese condenado por delitos similares da una clave importante los expertos: «Una de las hipótesis es que hayan sido víctimas de humillación o malos tratos», explica María Eugenia Insua. «Podríamos estar hablando de factores educacionales», añade Jorge Jiménez. A este psicólogo criminalista no le llama la atención la premeditación de sus actos. Lo considera habitual de este tipo de depredadores, pero sí que cambiase de ciudad para cometerlos. Juan Lara Cao vivía en Santiago, pero su zona de actuación en las últimas semanas fue la ciudad de A Coruña. «Esto no es lo habitual. Los abusadores sexuales no suelen moverse más de tres kilómetros. Puede ser un indicador de lo que aprendió en su experiencia anterior. Tras haber pasado por prisión, pudo haber concluido que se tiene que desplazar para que no le relacionen con los hechos. En el caso de A Coruña, pudo haber dado con zonas más productivas para sus agresiones», sentencia.