«Las palomas no nos dejan dormir»

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

cedida

Vecinos de La Merced y de Alcalde Casares denuncian que tres edificios ruinosos son nido de cientos de aves

14 ene 2019 . Actualizado a las 20:55 h.

En un tramo de la calle de La Merced hay gente que no es capaz de pegar ojo por las noches por el gorjeo de decenas de palomas que tomaron dos edificios. Uno que quedó a medio construir, en el 4 de la calle Alcalde Casares Teijeiro, y el otro está en ruinas, en el número 52 de la calle de La Merced. Están muy cerca el uno del otro, tienen cinco plantas y fueron tomados desde hace dos años por los pájaros, que disfrutan a su antojo de unos inmuebles sin ventanas por las que entran y salen como Perico por su casa. Llenándolo todo de suciedad y, quién sabe, poniendo en peligro la salud de los residentes en el barrio.

Por las noches, según denuncian los vecinos, el ruido es «insoportable». Cuentan que las aves no paran de arrullar, que no dejan conciliar el sueño. «Aquí muchos dormimos con tapones», cuenta María López, vecina de la zona. Por no hablar de las enfermedades que pueden transmitir las palomas. O la suciedad que dejan, pues «todas nuestras ventanas, cornisas y terrazas están llenas de excrementos», según Paulo Sexto, presidente de la asociación de vecinos de A Gaiteira, Oza y Os Castros.

El colectivo vecinal denunció el problema ante las autoridades municipales, que enviaron al lugar a la empresa adjudicataria de control de aves. Esta se encontró con un problema serio, y es que se trata de propiedades privadas. Por muy abandonadas que estén, tienen dueño y los técnicos no tienen permiso para entrar y extinguir la población de palomas en su interior. 

Acceso a los inmuebles

Ahora, de lo que se trata es de convencer a los propietarios de que permitan el acceso a los técnicos de la empresa de control de aves. Ante la «falta de interés» mostrada por el Ayuntamiento, según los vecinos, fueron ellos los que movieron cielo y tierra para dar con los actuales gestores del edificio que quedó a medio construir. Se trata de una empresa viguesa y, en un principio, representantes de la misma dijeron que lo iban a solucionar. Pero luego «nos dijeron que la cosa no era para tanto y así seguimos», lamenta María Creo, directiva del colectivo vecinal.

No han hecho un cálculo exacto de la población de aves en este punto concreto de la ciudad, pero suponen que son más de un centenar.

«Son un peligro de salud para niños, ancianos, enfermos o embarazadas», según un ornitólogo

De todos los problemas que pueden causar las palomas, el que más preocupa es el sanitario. «De todo el mundo es sabido que este tipo de aves son transmisoras de multitud de enfermedades, por lo que vivir junto a una gigantesca colonia como vivimos nosotros nos pone en riesgo», dice Paulo Sexto, presidente vecinal.

El ornitólogo arteixán Antonio Sacristán lo constata. Explica que la proliferación de palomas «es un peligro latente, especialmente para aquellos grupos más vulnerables como niños, ancianos, personas infectadas con VIH, enfermos de cáncer y diabetes. También puede afectar a las embarazadas y a los enfermos que usan corticoides».

El veterinario aclara que el peligro «radica en la inhalación del excremento en forma de polvo microscópico que las aves dejan a su paso».

En cuanto a las enfermedades transmisibles a humanos, «se sabe que son más de cuarenta, entre las que se encuentran principalmente la criptococosis, histoplasmosis, colibacilosis y salmonelosis entre otros; siendo además portadoras de ectoparásitos como piojos y garrapatas».

Según el especialista, es importante considerar la cantidad y volumen de las defecaciones, dado que se pueden crear las condiciones para que se desarrollen protozoarios, hongos, bacterias o clamidias.

La presencia de excremento de manera individualizada no genera mayor problema de salud pública, pero sí para los elementos arquitectónicos metálicos de la ciudad, por la acción química de los ácidos úrico y fosfórico, principalmente.