Unas diez personas duermen a diario en la calle pese a la intensa ola de frío

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Padre Rubinos y Abeiro ofrecen 118 camas a gente sin hogar y en la actualidad están todas ocupadas

08 ene 2019 . Actualizado a las 08:21 h.

Unas diez personas duermen a la intemperie en la ciudad, únicamente al abrigo de las oenegés o entidades que se ocupan de ellas todas las noches. Pendientes de que no pasen frío, de que tengan algo caliente que echarse al estómago y empeñadas en convencerlos de que ingresen en un refugio, algo que rara vez consiguen. «La mayoría de las personas que pernoctan en la vía pública rechazan cualquier ofrecimiento de albergue. Algunas porque no quieren normas. Otras porque se sienten más libres. Es una pena», comenta Ana García, voluntaria en Padre Rubinos.

En la actualidad, la oferta de plazas en centros de acogida en la ciudad es «altísima», según Jaime López, director de Inclusión Social de la Cruz Roja.

Hoy en día se ofrecen en la ciudad un total de 118 camas para personas sin hogar: 103 en la residencia benéfica Padre Rubinos y 15 en el centro Abeiro, el refugio municipal de baja exigencia situado en la calle Orillamar.

El director de Padre Rubinos, Jorge Sampedro, explica que a día de hoy están cubiertas todas las plazas disponibles. En estas épocas del año, «cuando la sensación térmica baja de 4 grados, emprendemos un protocolo de actuación de la mano de los servicios sociales municipales que denominamos dispositivo de frío», dice Sampedro, quien confirma que el número de usuarios en invierno aumenta notablemente. «No ya por gente nueva que llega al albergue buscando una cama, sino personas que llevan días con nosotros, que se tienen que ir, y se prolonga su estancia por no tener ningún sitio a donde ir», afirma el director de Padre Rubinos.

Como se ve, la bajada de las temperaturas ha puesto en alerta a las entidades que se encargan de asistir a los sin techo, y están en plena campaña para evitar que nadie duerma en la calle este invierno. Ahí está el Servicio Municipal de Atención a las Urgencias Sociales (Semus), que trabajan en colaboración con la Cruz Roja y Accem.

En cuanto al dispositivo de frío que se pone en marcha, funciona casi todos los días: «los equipos formados por técnicos y voluntarios se reparten por la ciudad en rutas, tratando de ofrecer una atención individualizada a los indigentes», explica Jaime López. Cruz Roja dispone además del servicio «+calor», que se activa cuando hay una alerta por frío, es decir, cuando las temperaturas son inferiores a cuatro grado centígrados, hay vientos de más de 80 kilómetros por hora o caen lluvias torrenciales. Cuando se dan esas condiciones, los equipos de voluntarios salen a buscar indigentes.

Las personas que componen las unidades de emergencia social forman un grupo de trabajo que integra distintas disciplinas como el trabajo social, la asistencia sanitaria o la psicología. Una parte muy importante de estos equipos la componen personas voluntarias, que a lo largo del año son alrededor de 15 en la ciudad. Les ofrecen café, comida, abrigo, materiales de aseo e higiene, atención sanitaria y también les prestan oído.

La alta oferta de asistencia en la ciudad provocó un «efecto llamada» de indigentes

Hay menos gente durmiendo en la calle que en años anteriores. Esto se debe, según Jaime López, «a un mayor esfuerzo por parte de las instituciones que trabajan en esta ciudad con los más desfavorecidos. Pero esto tiene otras consecuencias. Al existir en A Coruña más plazas en albergues y una mejor asistencia, son muchos los indigentes que vienen a la ciudad en busca de esa ayuda que en otras partes no encuentran o no es tan accesible. Jaime López habla de «un efecto llamada». Gente sin hogar ni recursos de ningún tipo que se traslada a A Coruña porque saben que el nivel de asistencia es muy superior al del resto de ciudades

La Cruz Roja recuerda además que durante todo el año, un equipo se encarga de repartir en furgoneta bebidas, alimentos y mantas a los que encuentra viviendo en la calle. Y cuando llega el invierno, la entidad dobla su actividad y realiza más salidas y trabaja durante más horas con el objetivo de peinar las diferentes zonas de la ciudad y que nadie se quede sin asistencia.