Julián Jesús Pérez: «Lo que me atrae de los coros, más que la música, es el compañerismo»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Acaba de cumplir treinta años de dedicación a la música coral, de la que es un referente

07 ene 2019 . Actualizado a las 19:53 h.

Julián Jesús Pérez es parte fundamental de la historia de música coral de A Coruña. Ha fundado y estado el frente de diversos coros a lo largo de los treinta años que lleva dedicado profesionalmente a la música, un aniversario que celebró el pasado mes de diciembre este profesor titular de Música del IES Blanco Amor.

-Son ya treinta años de dedicación a la música.

-Treinta años en la música de cara al público, porque realmente llevo toda mi vida, desde los cinco años que empecé a estudiar música. Pero sí, el 20 de diciembre de 1988 debuté con el primer coro que fundé, el Coro de Cámara Madrigalia. Y desde ahí, un sinfín de experiencias, pero siempre desde abajo, empezando con los coros desde su origen, como el Coro de la Universidade da Coruña, con los que trabajé entre 1990 y 1992 y del 2005 al 2011; o el Coro de Cámara de A Coruña, con el que estuve 25 años, hasta el 2016, además de experiencias con orquestas de cámara, como la de la Universidade da Coruña.

-Y ahora con el Grupo Vocal e Instrumental Diazeuxis, de alumnos del IES Blanco Amor.

-Hace años que vengo haciendo conciertos de fin de curso con los alumnos, pero el año pasado tuvimos la oportunidad de trabajar por primera vez con un grupo de 4.º con el que hicimos varios conciertos y me animé a mantener la formación integrando a gente de otros cursos. Así que tenemos dos grupos, uno vocal y otro instrumental, con los que ensayo cada quince días alternativamente.

-¿Qué balance hace de estas tres décadas?

-Ha habido de todo, la verdad. Pero el balance es muy positivo. Hay gente que empezó conmigo desde cero en el coro de la Universidad que han terminado cantando en el coro de la Orquesta Sinfónica de Galicia, o en el de El León de Oro de Luanco, que es de los mejores de Europa.

-Empezó en la música estudiando piano.

-Los primeros pasos en la música los di con María Moscoso, que muy acertadamente le dijo a mi madre que mi camino estaría en la música, pero no necesariamente en el piano. Y tenía razón, acabé en el mundo coral. Para ello tuve que completar mi formación, y ahí jugó un papel fundamental Inés Rivadeneira, mezzosoprano nacida en Lugo pero que vive en Madrid, que es la que me dio la formación de canto que respalda mi trabajo con los coros. De todos modos, no he dejado el piano, porque sigo tocando con el trío Capricho Vocal, formado por una soprano, un barítono y piano, con el que llevo casi veinte años trabajando.

-¿Qué es lo que más le atrae de la música coral?

-Quizás sean factores que van más allá de la música, como la solidaridad, el compañerismo, la capacidad de hacer un trabajo en equipo... Un montón de cosas positivas. Eso me lo han dicho muchos de los alumnos, que notan que entre ellos son una piña. Por eso es fundamental cuidar en todo momento el factor humano. Vi lo que se puede llegar a hacer con un grupo aportándole las cosas que necesita para que funcione. Independientemente de que sean voces más o menos cultivadas. El asunto es conseguir un grupo equilibrado para conseguir musicalidad. En la diversidad de las voces encontrar una unidad.

-¿Qué planes tiene para este 2019?

-Estoy trabajando en el lanzamiento de un proyecto nuevo, un grupo de cámara profesional. A ver si este año que acaba de comenzar no da alguna opción, que creo que sí. Pero prefiero no adelantar mucho por si acaso.

Voluntad, más que voz. Según Julián Pérez el éxito de un coro no depende tanto de la calidad de las voces como de su capacidad de trabajar unido: «Hay veces en que la mejor voz, una con estudios de canto, puede dar al traste con un coro. Siempre está bien contar con voces interesantes, pero lo fundamental es que se adapten al grupo. Es una cuestión de voluntad», asegura.

«A partir del debut de Madrigalia comenzaron a surgir más corales en A Coruña»

La proliferación de coros en A Coruña es un fenómeno del que Julián Pérez es en parte responsable.

-Lo de la música coral en A Coruña es algo digno de estudio.

-Cuando empecé con Madrigalia no había tantas formaciones como ahora. Estaba El Eco, claro, y Follas Novas... Pero fue a partir de esa fecha cuando empezaron a proliferar las corales. En los meses posteriores a nuestro debut surgieron hasta tres formaciones nuevas, y desde entonces unas cuantas más.

-¿Cree que cuentan con apoyos suficientes los coros de la ciudad?

-Sí, aunque no siempre están del todo bien repartidos. Yo no puedo quejarme. Cuando empecé con 23 años y no me conocía nadie me planté en el aula de cultura de la antigua Caixa Galicia y la primera persona que confió en mi fue Fernando Esclusa, facilitándome lo que fue nuestro primer concierto, en la Colegiata. Al final, los tres coros que he dirigido debutaron en la Colegiata, gracias también a Rafael Taboada. Quizá lo más difícil no sea conseguir apoyos, sino mantenerlos. Con el Coro de Cámara de A Coruña llegamos a actuar varias veces en el extranjero, pero siempre a base de mucho esfuerzo e incluso tirando de los ahorros del coro.

-¿Vale cualquiera para cantar en un coro?

-En un principio sí, pero a veces te encuentras con alguien a quien le cuesta mucho la entonación. Y eso puede deberse sin más a una falta de hábito, así que se le da un tiempo de adaptación. Recuerdo el caso de un chico que estaba en Madrigalia y que venía de Cántigas da Terra, un coro folklórico en el que se canta de una manera totalmente distinta, y que se adaptó perfectamente.