Una ósmosis que adelgaza la ciudad y engorda su entorno

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

En 1981 el 81,6 % de la población de A Coruña y su área residía en la urbe, en el 2017 era el 66,8 %

06 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En los últimos 36 años A Coruña sufrió un proceso de dilución en su entorno, de ósmosis que trasvasó su presión demográfica a un entorno donde esta era menor. La tierra del rural se tornó asfalto con la llegada de los coruñeses, se crearon barrios que en el fondo son hijos no reconocidos de la ciudad. Ese trasvase es perfectamente mensurable. En 1981, según los datos del INE, A Coruña y los cuatro municipios limítrofes sumaban 284.003 vecinos. En el 2017 la cifra se había disparado a los 365.128. En esos 36 años el cambio demográfico en la urbe se cifró en 13.000 vecinos más. ¿A dónde se fueron los casi 70.000 restantes? Al área metropolitana.

De ese proceso, que supone un cambio sustancia en la manera de entender la relación entre la urbe y su cinturón, alerta el profesor de Arquitectura Xosé Lois Martínez.

En 1981 el 81,6 % de la población total vivía en A Coruña. El resto era otra cosa, municipios mucho más rurales y con una economía menos urbana. Para los coruñeses Oleiros era, tradicionalmente, lugar de segunda residencia salvo para algunos pioneros. En 36 años el reparto de población cambió bastante: en la ciudad solo queda el 66,8 % del total.

En el fondo, en cierto modo, se está dando un proceso inverso al iniciado en el siglo XIX y continuado durante casi todo el siglo XX: la migración de la población rural a las ciudades. Los núcleos más pequeños y también muchos municipios de tamaño medio se fueron vaciando durante décadas mientras engordaban las urbes a costa de los que abandonaban el campo para buscar trabajo.

Ahora se hace el camino contrario, pero solo parcialmente. No se migra al campo en busca de trabajo rural, sino que A Coruña se desparrama hacia su entorno inmediato manteniendo en él un elevado grado de vida urbana. La importante mejora en las infraestructuras han permitido ese cambio: hoy es posible vivir más lejos y llegar más rápido al centro. No se sabe cuáles son los límites de ese proceso. Lo que está claro es que los límites municipales, de hecho, ya no existen.