Pedían una hamburguesa completa y se iban del club con cocaína y sexo

a. mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARTINA MISER

Eran las palabras clave que empleaban muchos clientes de un club de los Mallos para que, aparte de mantener relaciones sexuales con una mujer, les vendiesen droga

18 dic 2018 . Actualizado a las 12:21 h.

Nadie salió del club alimentado, pero la gran mayoría de los que allí iban siempre entraban pidiendo una hamburguesa completa. Eran las palabras clave que empleaban muchos clientes de un club de los Mallos para que, aparte de mantener relaciones sexuales con una mujer, les vendiesen un gramo de cocaína. A nadie engañaban. La policía supo desde el primer día que aquello era una burla y la verdaderos historia que había detrás de esas «hamburguesas completas» era la de siete personas que formaban parte de un clan dedicado a la prostitución y al tráfico de droga.

El primero de ellos fue interceptado durante la madrugada del 16 al 17 de diciembre del 2016 cuando viajaba en autobús desde Madrid a A Coruña con kilo y medio de cocaína oculto en una mochila, cuyo valor en el mercado alcanzaría los 53.000 euros. El sospechoso, como era habitual cuando ejercía de mula, iba acompañado por su hijo menor de edad. «Realizaba el transporte a cambio de una cantidad, sin que conste que se dedicase de forma habitual a esa actividad», concluyeron los magistrados en el fallo judicial que condenó a los siete implicados a penas que van desde los tres a los cinco años de prisión. Solo se salvó de ingresar en la cárcel una mujer. Defendida por el penalista Diego Reboredo, prometió someterse a una cura de desintoxicación y no volver a delinquir.

Esta mujer, que había solicitado la droga por teléfono quince días antes a uno de los miembros del grupo asentado en Madrid, se encargaba de repartir la sustancia tóxica entre sus compañeras prostitutas para que se la vendiesen a sus clientes. Los funcionarios que pincharon los terminales de las sospechosas comprobaron que los coruñeses que demandaban, además de sus servicios, un gramo de cocaína, utilizaban como clave cuando las llamaban por teléfono «hamburguesa completa». Trabajaron así durante un año.