Andrés Calvo: «El reloj y los zapatos indican el estatus de un hombre»

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

La primera joyería de la firma la abrió su familia en 1962

09 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Recuerda el reloj que le regalaron en la primera comunión. «Fue un Savar. Era de una familia de A Coruña, Santos Varela, de ahí viene el nombre, que tenían un almacén de relojería», destaca. Ahora luce en la muñeca un imponente IWC suizo. «Tengo ocho o diez. Conozco a una persona que utiliza uno cada semana. Yo, en función de la apetencia. Los relojes tienen algo especial cada uno. Nunca tuve uno de cuarzo y tampoco un smartwatch», destaca sonriente Andrés Calvo Macías. Tiene 55 años, dos hijos de 20 y 18, y pasa la mitad de tiempo entre su Ponferrada natal y A Coruña. «Mi padre es de Pontedeume y con 22 años se fue para allá a trabajar con un relojero ponferradino. Se casó y abrieron la primera joyería Calvo en 1962», relata. Piensa unos segundos la respuesta cuando le pregunto cuántos negocios tienen ahora. «Ocho joyerías y una tienda de decoración. Las oficinas están en Ponferrada. Pero paso mucho tiempo aquí. Me encuentro a cantidad de gente que viene a pasar el fin de semana a A Coruña», destaca. Lo que tiene claro es que «los pimientos que tenemos son inigualables. Los cultivamos nosotros. La empanada berciana también es diferente a la de aquí», asegura. ¿Cuál te gusta más?, pregunto. «Me gusta la de mi madre», contesta sin perder la compostura.

En la plaza de Lugo

Quedamos en su nueva tienda de la plaza de Lugo. Una empleada desembala una pieza de decoración que envía Cartier. «Dentro de poco vamos a ser solo nosotros establecimiento oficial de Cartier en esta zona. Y en gran parte es por la tienda. Necesitábamos un espacio así, de referencia. Llevábamos tiempo buscando. Pensamos en el bajo donde estaba Loewe, pero llegó Zara, y ahora surgió esta oportunidad. Entra un tipo de público diferente». También fabrican joyas. «Pero el 70 % de nuestro negocio es relojería. Antes de la crisis era una locura, pero ahora la gente apuesta por marcas que sean un valor fijo. Que si las cosas te van mal puedas venderlo y no pierda valor. De hecho, los fabricantes hacen tiradas más cortas de cada modelo para mantener esa exclusividad». Es curioso, siguen vendiéndose relojes a pesar de que no necesitamos la información que nos proporcionan porque nos la da el móvil. «Puedo saber cómo es un persona dependiendo del reloj que lleva. Los zapatos y el reloj indican el estatus de un hombre», sentencia Andrés.

Cuestión de seguridad

Me cuenta que hace unas horas que acaba de ampliar las coberturas del seguro. «Es imprescindible, pero representa una cantidad importante de dinero. El tema de los robos es una preocupación. A lo largo de nuestra historia hemos tenido seis importantes. Aquí en A Coruña dos o tres, además de algunos menores al descuido. Hemos tenido un poco de todo», confiesa Andrés con resignación. Mantiene en todo momento una media sonrisa en el rostro menos cuando recuerda la muerte de su hermano hace cinco años. «Le gustaba mucho el mundo del motor. Iba en moto y en una curva... Iba despacio... En una tontería, ya ves...», rememora con tristeza. Dice que alta gama se consideran relojes a partir de 4.000 o 5.000 euros. Que se venden mucho más de hombre que de mujer. Y que en la tienda de Rúa Nueva se va a centrar en marcas de un escalón inferior al del flamante establecimiento abierto por Calvo en la plaza de Lugo. «Tenemos que conseguir que la compra sea una experiencia para diferenciarnos de Internet. Si es solo por precio no tienes nada que hacer», sentencia este ponferradino-coruñés al que conquistas con un buen arroz y al que no le paran de llegar mensajes al teléfono en el rato que pasamos juntos en la cafetería Plaza, muy cerquita de la tienda que acaba de estrenar.