No estaban a la deriva, estaban de copas

A. Mahía A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

Alberto Mahía

Roban una lancha en As Xubias para cruzar a Santa Cristina y movilizan a todos los servicios de emergencia

09 dic 2018 . Actualizado a las 00:01 h.

Dos jóvenes robaron en la madrugada del sábado una barca de remos en As Xubias para cruzar a Santa Cristina. Un amigo que quedó en tierra los perdió de vista durante la travesía y creyó que se habían ido al fondo. Angustiado, llamó a emergencias y al lugar se desplazaron cinco vehículos de bomberos, Salvamento Marítimo, Protección Civil y agentes de la Policía Local y Nacional. Como ocurre en las peores desgracias. Después de una hora buscándolos por tierra y mar, dieron señales de vida. Estaban en un pub tomando unas copas ajenos a todo el lío que habían armado.

Ni estaban muertos, ni a la deriva mar adentro. Estaban de parranda y la gracia les saldrá muy cara. Lo que empezó como una gamberrada de dos jóvenes terminó en un gran operativo de salvamento que ahora deberán pagar. Los gastos empleados en su falsa búsqueda son de varios miles de euros, según fuentes municipales. Aparte, responder ante la Justicia por el delito de robo.

El desmán surgió a las tres de la madrugada del viernes al sábado. Tres jóvenes que querían ir a divertirse a Santa Cristina caminaban por la avenida de A Paxase cuando a uno de ellos se le ocurrió tomar el atajo marítimo. Solo tenían que robar una lancha en el muelle de As Xubias y navegar los 200 metros que los separaban de la playa de Santa Cristina. Dicho y hecho. Dos de ellos se echaron al mar, mientras que un tercero decidió quedarse en tierra. Partieron y pronto los perdió de vista. Pensó que habían zozobrado y caído al mar. Asustado, fue cuando llamó a emergencias.

Los equipos de salvamento, al llegar a la ría, encontraron la lancha sustraída a la deriva. Se pensó en lo peor. Había mareas vivas, la corriente era fuerte y todo apuntaba a la desgracia.

Mientras los buzos y demás miembros del equipo de emergencia buscaban sin descanso, su amigo no hacía más que llamarlos al teléfono. Nadie respondía. Entonces localizó a la madre de uno de ellos y le contó lo que estaba sucediendo. Cuando, de pronto, uno de los jóvenes ve en su teléfono cientos de mensajes y llamadas perdidas. Estaban tomándose una copa tranquilamente en un pub. La copa más cara de sus vidas.