A la velocidad de la luz (navideña)

Antía Díaz Leal
Antía Díaz Leal CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA CIUDAD

Oscar Vázquez

28 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En esta ciudad güer noubadi is a forainer, nos reímos mucho con el veri güelcon evribadi jiar de Abel Caballero. Y como en muchas otras partes de Galicia (y de España) hemos convertido al alcalde de Vigo en una especie de showman al que nos tomamos más o menos en serio, pero que a lo tonto a lo tonto, ha conseguido que su carísimo espectáculo de luces de colores le salga a cuenta: los hosteleros de Vigo calculan que van a aumentar un 10 % la facturación las próximas semanas gracias al tirón de la iluminación navideña. Un 10 %. Como resultado del chiste, no está nada mal. Afirma que el streaming del encendido de las luces tuvo 40.000 visionados desde 36 países, y que solo lo que se habría recaudado el pasado fin de semana en Vigo supone tres veces el coste de las luces. Habría que revisar las cuentas, que las medias a veces son como las de ese conocido anuncio que asegura que mis mejores amigas y yo nos vamos a ver 42 días de aquí a que seamos viejas. Y podríamos cuestionar el modelo energético y festeiro. Sea como sea, con su inglés, su histrionismo y sus millones de bombillas, ahí está el alcalde de Vigo dando más luz que la torre de Hércules.

 Porque aquí seguimos con las luces apagadas. Todo está preparado para que se enciendan el día 1... hasta la bola, esa bola que se ha convertido ya en un clásico en la Marina, y que nos ha tenido hoy en un sinvivir, pendientes de las curiosas relaciones entre María Pita y la Autoridad Portuaria. Cuando los ingeniosos tuiteros coruñeses bautizaron la bola como la Estrella de la Muerte, poco imaginábamos que esto se iba a convertir en una batalla interestelar entre las fuerzas rebeldes y el imperio. Aquí cada uno puede decidir quién es quién, y ponerle la máscara de Darth Vader a la autoridad que considere pertinente.

Resulta que el Ayuntamiento pidió permiso a la Autoridad Portuaria pero la grúa llegó al lugar de los hechos antes de recibir el visto bueno. ¿Sería confianza en el espíritu navideño, sería que tenemos grabado en el ADN el «ti vai facendo»? ¿Exceso de celo en el papeleo? Sea lo que sea, la Estrella de la Muerte se quedó en parada técnica el lunes por la tarde. La burocracia, que ya no respeta ni las Navidades ni las galaxias, alcanzó finalmente ayer la velocidad de la luz y saltó al hiperespacio.

A muchos nos han llegado ya invitaciones del sur para pasar el fin de semana en Vigo y ver las luces. Con mucha retranca añadida («pero los de A Coruña necesitáis gafas de sol, ¿eh»). Y nosotros, que siempre hemos querido volar en el Halcón Milenario, preferiríamos navegar a todo trapo en su Estrella de la Muerte. Un poquito por lo menos, lo suficiente para no sentirnos unos traidores a la causa rebelde.