Expertos en patrimonio culpan de las pintadas a la «desidia» de las instituciones
10 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.El vandalismo continúa campando libremente por diversos puntos de la ciudad sin tener en cuenta el valor histórico de muchos de los lienzos urbanos que se utilizan para dejar huella. Propiedades privadas, joyas arquitectónicas como la colegiata de Santa María del Campo o la propia Ciudad Vieja o murales como el de la plaza de Pontevedra en homenaje a Urbano Lugrís, este último tan solo hace unos días, han sido objetivo de los grafiteros. A esta lista se sumó también el hórreo situado en las inmediaciones del Carrefour de Alfonso Molina, un elemento patrimonial sobre el que deslucen unas pintadas que no han sido eliminadas y que evidencian el abandono institucional en el que está sumido. «Neste caso, ademais do vandalismo que impera na cidade hai tamén desidia por parte das autoridades encargadas do seu coidado e atención», señala Carmen Toba, investigadora de Apatrigal, la Asociación para la Defensa do Patrimonio Cultural Galego.
A pesar de que, por su ubicación, este monumento patrimonial convive con el día a día de los ciudadanos que entran y salen de la ciudad, Toba considera que «caeu no esquecemento institucional» y advierte de que su pérdida supondría «quedarnos orfos de cultura».
Evitar la proliferación
La plataforma Non Máis Pintadas, integrada por siete barrios, continúa trabajando para evitar la proliferación de grafitis en la ciudad, un problema que consideran que «se está volviendo a calentar», y por eso celebrarán la próxima semana una reunión de coordinación para hacer balance y diseñar una estrategia de actuación. «Lo sucedido con el mural de Lugrís o e en el hórreo de Alfonso Molina es una aberración», señala Diana Cabanas, una de las integrantes de la plataforma que pretende terminar con la plaga de las pintadas.
In Nave Civitas planea otra acción para continuar con el homenaje a Lugrís
Desde In Nave Civitas, impulsores de la idea de crear el mural en homenaje a Urbano Lugrís junto a la asociación O Mural, tienen claro que harán algo para tratar de arreglar el destrozo que los grafiteros han hecho en la obra «Marineda soñada», de Kse, en la plaza de Pontevedra. Pero lo harán «sen utilizar as institucións, como vimos facendo», aclara Rodrigo Osorio, integrante del colectivo. El próximo 15 de diciembre, Día de Lugrís, será la fecha escogida para «facer algo que non ten que ver coa recuperación do mural e o regreso ao seu estado anterior», y explican que, aunque la idea ya tiene forma, primero tienen que hablar con el instituto Eusebio da Guarda, propietario del muro en el que hasta hace unos días lucía la obra con esplendor, para que les den su visto bueno.