Rosas blancas para lugares negros

A CORUÑA CIUDAD

M.R.

Los ramos de flores colgados en varios puntos de la ciudad recuerdan a quienes se dejaron allí la vida

04 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Un árbol. Un viaducto. Una curva. Un semáforo. Una barandilla. Parecen lugares poco apropiados para colgar en ellos un ramo de flores. Pero ahí están en varios lugares de la ciudad. Para muchos son invisibles. Para otros es la memoria permanente de la persona que un día no regresó a casa. Volverá a ocurrir esta tarde-noche cuando llegue el balance de tráfico sobre los accidentes de este puente: salvo raras excepciones siempre hay quienes no vuelven. Y para ello no hay puentes, ni fechas señaladas; para los familiares y amigos serán días que nunca van a olvidar. Como el 11 de julio del año pasado cuando Javier, con 16 años, perdió la vida en el desvío hacia la ronda de Outeiro desde la avenida de Alfonso Molina. Iba de ocupante en un coche. Un ramo de flores atado a un pino y una placa mantienen su memoria ante los miles de conductores que pasan a diario por las vías que flanquean el lugar del accidente.

También fue en julio, pero del año 2001, el día 21, cuando un ciclista, Renato, perdía la vida en el viaducto de la avenida del Ejército. Familiares, amigos y ciclistas evocan cada año su memoria, entre otras cosas, colocando un ramo de flores en el lugar donde fue arrollado por un conductor que se dio a la fuga. Así, lo recuerdan cada vez que pasan por el lugar, además de demandar un mayor respeto a los ciclistas.

Los peatones tampoco están exentos de riesgos y así en la noche del 25 de mayo del año pasado una mujer fallecía en las confluencias de la calle Pablo Picasso y Casares Quiroga tras ser atropellada por un bus. En los semáforos de ambos lados del paso de peatones donde se produjo el accidente siguen colgados dos ramos de flores en su recuerdo.

Habitualmente son los familiares y amigos de la persona fallecida quienes llevan las rosas a estos lugares, pero en ocasiones se encuentran con la sorpresa de que alguien se les ha adelantado. Le ocurrió al marido de Isabel, una turista de Salamanca que en el mes de marzo de 2009 murió en Os Pelamios al caer desde unos cinco metros; Enrique, su viudo, volvió tiempo después al lugar y se encontró con que alguien habían colgado en la barandilla flores frescas. Apuntaba que tras el accidente los vecinos de la zona se habían volcado con ellos y suponía que alguno de ellos habría sido quien seguía recordando a la fallecida. Son algunos de los puntos negros de la ciudad donde las flores sirven para mantener vivo el recuerdo de los ausentes, «la memoria de la flores», escribía Alberto Mahía en este diario a finales de 2009, recordando como «en A Zapateira hay también flores. Están en la cuneta, donde un joven motorista de 25 años falleció en un terrible accidente el pasado 19 de junio». Son rosas blancas para los puntos negros.

Un homenaje casi oculto

Durante un tiempo, la curva que hay frente al Chuac, en la carretera de entrada a la ciudad por As Xubias, era uno de los puntos negros con accidentes de tráfico mortales tanto a causa de vehículos que se salían en la vía como de atropellos de peatones; entre estos últimos hubo un matrimonio que perdió allí la vida tras ser arrollados ambos. En este lugar no hay flores que los recuerden, pero sí un monumento de piedra un tanto escondido con una placa que dice escuetamente: «Homenaxe aos falecidos. As Xubias. 18.3.2001». Esta obra está en el inicio del estrecho vial que baja desde la parada del bus de dicha curva hasta la carretera que va al hospital de Oza y parece un discreto homenaje a quienes perdieron la vida en ese punto.