«Con lo que gano aquí mantengo a 20 personas de mi familia en Senegal»

A CORUÑA CIUDAD

Verónica Vázquez Vázquez

Modou Diop lleva  más de diez años en Galicia y «sobrevive» gracias a la venta ambulante

01 nov 2018 . Actualizado a las 16:09 h.

Su historia, insiste, es como la de tantos de sus compañeros. Modou -su nombre en realidad es otro pero prefiere no desvelarlo-, lleva en A Coruña casi 15 años. Desde entonces, «sobrevive» gracias a la venta ambulante. Vende zapatillas, bolsos, pulseras o mecheros. Hay días en los que puede hacer 12 euros. Otros, nada. 

Es poco aquí, pero mucho en su país. «Con lo que gano mantengo a 20 personas de mi familia en Senegal. Pueden comer o comprar un medicamento. Es una vergüenza marcharnos y que nuestra mujer no pueda ir al médico en Senegal». Modou es de la costa. «Allí todos somos marineros», cuenta. «Todo lo que juntamos lo enviamos», recalca. ¿Cuánto puede ser esto? «Depende», responde. No tiene problemas con el castellano y hasta se atreve con la retranca gallega. «50 o 60 euros al mes», concreta.

Van a calle Real, donde no tienen tiempo para distraerse en una entrevista. Están siempre alerta, en cualquier momento puede aparecer la policía. Prefiere no contar de dónde consiguen el producto. «La mayoría lo compran en un chino. Ellos lo revenden», explica Guillermo Fernández-Obanza, de la oenegé Ecodesarrollo Gaia.

Por las noches también van a los locales de copas. «Hay gente buena. Solo te compran por ayudar», reconoce. Tener un trabajo es la meta de todos. «Es muy difícil eso. Necesitas tener, mínimo, tres años seguidos de empadronamiento y un contrato de seis meses. Ya sabéis como están las cosas en Galicia. Marchan los gallegos fuera... Nos salen cosas temporales, 15 días o un mes. Así no tienes papeles. Muchos llevamos aquí más de diez años sin poder volver a casa a ver a nuestra familia porque no tenemos papeles. Si nos vamos, no podemos volver o hay que regresar a la patera, como se ve la tele, ¿sabes?», pregunta. Tanto tiempo sin ver a los suyos es «más que duro, ¡más que duro!», exclama. Antes de terminar, quiere destacar también lo bueno: «En Galicia estamos bien. Es tranquilo, seguro y los gallegos se portan bien con nosotros».