El Concello cede a la presión y los trabajadores recogen la basura

pablo varela / A. A. A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MIGUEZ

Concede a los operarios del servicio de limpieza viaria la autorización que pedían para poder trabajar con los camiones en zonas donde carecían de habilitación

25 oct 2018 . Actualizado a las 10:43 h.

A Coruña regresa hoy a la normalidad tras un martes atípico. Ayer, calles como Galera o la Franja, pero también barrios como A Gaiteira, amanecían con la basura sin recoger y contenedores repletos de residuos. Que ocurriese precisamente en esas zonas no era casualidad. Fue el modo de protesta usado por los empleados del servicio de recogida y limpieza municipal por un problema que venía de lejos: disponer de la habilitación para operar en vías donde, por tonelaje o señalización, no podían hacerlo o veían limitada su actividad.

Lo explicaba ayer Miguel Ángel Sánchez, secretario general del Sindicato de Traballadores da Limpeza (STL): «No se trató de un parón, sino de no pasar por las calles por donde no disponemos de accesos y prohíben la circulación las señales. Este factor ralentiza el trabajo en los barrios y también el acabar las rutas».

Ayer, tras un encuentro con el gobierno local, lograron recibir horas después una notificación por correo donde se les comunicó que estaban habilitados para trabajar de nuevo en casi todas las calles que presentaban este tipo de limitaciones. Algunas obligarán a buscar alternativas viarias y Sánchez afirmó que el sindicato tiene pendiente una reunión con Mobilidade, entre el lunes y el miércoles próximo, para certificar por escrito el paso.

Con todo, queda un arduo trabajo por delante. Los barrios y calles peatonales donde se concentró la acumulación de residuos tenían preferencia la pasada madrugada, pero Miguel Ángel asumía un posible efecto cadena en otras áreas de la ciudad. «Haremos lo que podamos», explicaba resignado.

La cuestión ofrece más aristas de conflicto. Comerciantes de la calle Galera como Carlos Cirera explican que «el problema es del día a día», porque «se pueden mejorar horas de recogida y la clasificación de lo que se echa a los contenedores». Lleva dos sábados cerrando la puerta de su local por el olor que emanan los restos orgánicos que tiran algunos establecimientos en los contenedores de la zona. Mientras, vecinos como Bea Rodríguez inciden en la dificultad de instalar más contenedores subterráneos en calles tan estrechas, pero también aludía al comportamiento ciudadano. «Hay incivismo», exclamaba. Carlos coincidía: «Esto debe ser un trabajo en equipo del Ayuntamiento, servicio de limpieza y nosotros». 

El accidente de un trabajador en la rotonda de Lonzas, en el trasfondo del conflicto

La raíz de la protesta está en un accidente a inicios del pasado mes de septiembre, con la muerte de un operario de limpieza que quedó atrapado bajo el camión que conducía después de volcar en la rotonda de Lonzas.

El secretario del STL, Miguel Ángel Sánchez detalla que «la familia no ha cobrado la indemnización todavía», y recalca que «está solicitada por la central sindical desde hace un mes». El asunto central radica en el litigio con la empresa aseguradora, que, por cuestiones de tonelaje, «entiende que el camión no podía pasar por allí». Por eso, Sánchez concretaba ayer que «si el Concello realiza un manifiesto o dice que sí estábamos habilitados para hacerlo, podríamos solucionar ese problema».

Sánchez alude a que la situación se gestó como una bola de nieve: tras el paso de demasiado tiempo sin reacción. Reconoce que «con el anterior gobierno municipal tuvimos un frente similar por la señalización de direcciones prohibidas y las multas que nos ponía la Policía Local al meternos por ellas». El roce con el nuevo ejecutivo llegó por otro lado: la licitación de los nuevos contratos, por más de veinte millones de euros y con demora desde enero de 2017. Pero la cuestión del peso de los camiones y las restricciones de paso siguió ahí. Y con ello, la dificultad para completar rutas por la ciudad o finalizar la jornada laboral en hora.

«No lo vimos venir hasta el accidente fatal de nuestro compañero», lamentaba Sánchez. «Era algo tan repetitivo que ni Patronal, ni Ayuntamiento ni nosotros caímos en la cuenta hasta ahora».