Francisco Castro: «Novedades como la neuroestimulación transforma el sufrimiento en un cosquilleo»

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

A CORUÑA CIUDAD

César Toimil

Afirma que con el «nuevo protocolo de lumbalgia intentamos que el paciente llegue cuanto antes al servicio que mejor le va a tratar»

18 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Francisco Castro (A Coruña, 59 años) es el jefe del servicio de Anestesia, reanimación y tratamiento del dolor y desde la unidad del Naval ofrece terapias esperanzadoras a personas con dolores persistentes.

 -¿Qué pacientes atienden?

-Aquellos que sufren un dolor crónico que no remite con los tratamientos de otros especialistas. Normalmente, son personas que tiene el problema en la espalda y en este caso hay que intentar buscar una solución antes de llegar al quirófano, porque operar la columna vertebral siempre son palabras mayores.

-¿Qué soluciones ofrecen?

-Un alternativa a una operación por hernia discal es la discólisis por láser, que es una herramienta gracias a la que la luz de láser permite la vaporización de las hernias discales a través de un conducto que vaporiza la zona central del disco con ozono. El resultado es que se retrae y disminuye la presión sobre el origen nervioso del problema. Otra alternativa terapéutica novedosa es neuromodulación, para casos más complejos en los que incluso ha fallado la cirugía. En este caso la técnica consiste en colocar un cable que genera impulsos eléctricos cerca de la médula y que lleva un generador, que normalmente, va en el abdomen. Con este mecanismo se producen impulsos que inhiben la fuerza del dolor y llegan a ser casi relajantes, similares a los que generan esas máquinas que llevan parches, pero nosotros lo hacemos a nivel medular.

-¿Cuáles son los principales beneficiados?

-Fundamentalmente para aquellos enfermos con dolores de espalda, aunque también hay neuroestimulación para nervios periféricos. Este es un tratamiento que requiere un paso por el quirófano para implantar los elementos del sistema, pero se da el alta en el mismo día. Es ambulatorio, pero al tratarse de técnicas invasivas hay que realizarlas con las medidas de un quirófano. Normalmente sedamos al paciente y no siente casi nada.

-¿Cómo se modula una vez instalado?

-El electrodo tiene distintos polos y se va jugando a buscar la estimulación que produce más alivio, se le enseña al paciente como programarlo mejor. La verdad es que con novedades como la neuroestimulación se transforma el sufrimiento en un cosquilleo.

-Una revolución para gente que lleva años y años sufriendo...

-Normalmente son pacientes a los que el dolor ha alterado mucho la vida, aunque no todos sirven. De hecho, hay un protocolo que determina si son válidos y en el que intervienen psiquiatras de la unidad. A veces dentro del dolor existe una psicopatología en la que hay un peso psicológico de su dolencia y esta terapia tampoco le sería efectiva por su personalidad. Hay que seleccionar bien los pacientes, porque la técnica tiene sus riesgos.