Cortesía vecinal en el callejero

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Compostela. La manzana de la fortuna, del esplendor del urbanismo y la vivienda burguesa de finales del XIX a la ciudad contemporánea comandada por Inditex. Todo en 50 metros
Compostela. La manzana de la fortuna, del esplendor del urbanismo y la vivienda burguesa de finales del XIX a la ciudad contemporánea comandada por Inditex. Todo en 50 metros ANGEL MANSO

A Coruña, Ferrol y Santiago se rinden homenaje recíproco dedicándose espacios urbanos

15 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A Coruña consagró su fortuna al resto de ciudades gallegas. Cuando el núcleo histórico de la Ciudad Vieja y la Pescadería se quedó pequeño para las exigencias de la floreciente burguesía, a finales del siglo XIX, las calles y plazas del primer Ensanche proyectado por el arquitecto municipal Juan de Ciórraga fueron bautizadas con el nombre de las seis capitales. Un acuerdo de la corporación el 6 de octubre de 1876 selló el homenaje. Lugo, Ourense, Pontevedra y Vigo recibieron plazas propias, y Compostela y Ferrol, dos calles breves y bien orientadas que casi 150 años después constituyen un exquisito prontuario de lo mejor de la arquitectura burguesa que alumbró la ciudad. Incluso podrían fundirse en una única calle: solo 40 metros de la plaza de Lugo impiden que Compostela y Ferrol formen un continuo de Juana de Vega a Juan Flórez.

Ferrol. Del prestigio de esta calle habla la fachada a mediodía del último tramo, síntesis del virtuosismo arquitectónico del Ensanche en el primer tercio del siglo XX y vista privilegiada del Palacio de Justicia
Ferrol. Del prestigio de esta calle habla la fachada a mediodía del último tramo, síntesis del virtuosismo arquitectónico del Ensanche en el primer tercio del siglo XX y vista privilegiada del Palacio de Justicia ANGEL MANSO

La primera, un hervidero de tiendas, negocios y viviendas acomodadas entre los edificios catalogados de Julio Galán y la emblemática monumentalidad de la tienda de Zara, expresión del nuevo y flamante centro urbano. La segunda, resumida en un frente de manzana digno de contemplación: una sucesión de fachadas del modernismo a la modernidad en las que anida la cultura, el poder económico y la justicia (son sus vistas) de la ciudad.

Pero esta cortesía tiene correspondencia y por partida doble. Santiago dedica dos arterias a A Coruña y otras dos a Ferrol.

Avenida da Coruña (Santiago). Es la entrada al Campus Vida y lo separa de la Alameda, el gra parque histórico. Tiene poca vida residencial y comercial pero sí universitaria, que marca su carácter
Avenida da Coruña (Santiago). Es la entrada al Campus Vida y lo separa de la Alameda, el gra parque histórico. Tiene poca vida residencial y comercial pero sí universitaria, que marca su carácter SANDRA ALONSO

La céntrica avenida da Coruña es el acceso al Campus Vida desde Rosalía de Castro. De doble circulación y personalidad universitaria, la Alameda da rango a la avenida, ya que esta la delimita por el sur, donde el gran parque histórico termina para dar paso al campus. A Coruña tiene una segunda avenida, de nombre Cruceiro da Coruña. Es el acceso de la N-550, la carretera que une Santiago y la capital herculina. Es un vial ancho, con dos carriles en ambos sentidos, y vías de servicios a cada lado.

Ferrol también tiene dos vías en Santiago. Primero fue la rúa de Ferrol, situada en la urbanización de casas unifamiliares de A Barcia, junto al Centro Superior de Hostelería de Galicia. Se trata de una calle estrecha, con aparcamiento en uno de sus márgenes y de doble sentido. Majestuosa, la avenida de Ferrol es la artería principal de la parte nueva del barrio de Conxo, que se desarrolló a finales de los 90 como una prolongación del Ensanche, aunque sin las estrecheces de sus calles. Con dos carriles en ambos sentidos, está flanqueada por nuevos edificios de viviendas habitadas por familias jóvenes y estudiantes, principalmente.

Calle A Coruña (Ferrol). Ubicada en el casco histórico, se  conoce aún hoy como «calle de los muertos», ya que antiguamente desfilaban por ella los entierros hacia el desaparecido cementerio de Canido
Calle A Coruña (Ferrol). Ubicada en el casco histórico, se conoce aún hoy como «calle de los muertos», ya que antiguamente desfilaban por ella los entierros hacia el desaparecido cementerio de Canido ESTEVO BARROS

Mientras, en Ferrol, la calle A Coruña y la avenida de Compostela están relativamente cerca, pero sus particularidades no tienen ninguna similitud. La vía dedicada a la ciudad herculina es una de las principales arterias del centro de la ciudad. Atraviesa el casco histórico de A Magdalena desde la parte inferior, en la parte trasera de la concatedral de San Julián, hasta que alcanza el barrio de Canido, al que también cruza. Está, por lo tanto, aderezada con edificios históricos y en ella se ubican los juzgados. Hasta 1932, como cuenta el experto Pedro Gambón, era la calle San Eugenio, dedicada al alcalde Eugenio Álvarez Caballero, pero el Ayuntamiento cambió el nombre justificándose en que en A Coruña «existía una calle con el nombre de El Ferrol». Por su parte, la avenida de Compostela, anteriormente dedicada a un militar marino, parte del túnel de la plaza de España, pasa por el lateral de la biblioteca y uno de los principales institutos, y alcanza tras una curva la estación de autobuses, donde finaliza sin salida.