Estudiando latín para ir a la Universidad

xosé alfeirán

A CORUÑA CIUDAD

MONICA IRAGO

La Cátedra de Gramática existió en la ciudad de 1550 a 1679 financiada por el Concejo y la colegiata

12 oct 2018 . Actualizado a las 19:19 h.

El latín era la llave y el principio de todas las ciencias. Así se pensaba a comienzos del siglo XVI. Lengua de la Iglesia y de la universidad, el dominio de su gramática abría las puertas para los estudios superiores de Teología, Leyes y Medicina, permitía el acceso a la cultura erudita y también al desempeño de las nuevas funciones administrativas y judiciales que estaban aumentando con el fortalecimiento de las monarquías. Conscientes de esa realidad, el concejo de A Coruña «por cuanto en esta çibdad hay mucha cantidad de hijos de vecinos que quieren seguir y deprender gramática» decidieron, en 1549, en unión con el cabildo de la colegiata de Santa María refundar y financiar una Cátedra de Gramática que empezaría a funcionar el 15 de octubre de 1550. Conocemos sus incidencias gracias a las investigaciones del archivero e historiador Ismael Velo Pensado.

La Cátedra se instaló en unas casas con jardín cercanas a la Colegiata que daban a la calle Zapatería. En ellas estaban las aulas y también la vivienda del catedrático encargado de impartir los estudios de gramática, literatura, poesía, retórica e historia latina. Dicho catedrático contaba con un ayudante, el repetidor, pues su función inicial era repetir las lecciones ya impartidas. Los alumnos, todos varones, para poder acceder a estas enseñanzas tenían que saber leer y escribir y dominar los rudimentos de la aritmética. De acuerdo con su edad y conocimientos eran clasificados en dos niveles: los principiantes o menores, subdivididos en mínimos y menores, y los mayores, subdivididos en medianos y mayores; el paso de un nivel a otro se hacía mediante un examen. El catedrático daba clase a los mayores, mientras que su ayudante repetidor daba a los menores.

La enseñanza consistía en la lectura de un texto o libro y su explicación, realizando los alumnos diversos ejercicios y debates. Las clases comenzaban el día de San Lucas, 18 de octubre, y acababan el día de la Asunción, el 15 de agosto. El horario se adecuaba al ritmo solar con descanso al mediodía; en invierno empezaban a las 7 de la mañana y a la 1 de la tarde, en verano a las 6 de la mañana y a las 2 de la tarde. Al día solo se impartían cuatro lecciones, dos por la mañana y dos por la tarde, cada una de una hora, con una pausa entre ellas de la misma duración. Las clases se daban los lunes, martes, miércoles, viernes y sábados, siendo el jueves día de asueto. La provisión de profesores catedráticos se hacía mediante oposición pública y ante tribunal para un período de cuatro años. Solo podían presentarse clérigos y los candidatos tenían que hacer frente durante varios días a diferentes pruebas con las que se pretendía valorar sus conocimientos, su capacidad expositiva y su habilidad de argumentación frente a sus rivales. La Cátedra de Gramática de A Coruña fue una de las primeras que se crearon en Galicia, ya en 1512, y se mantuvo hasta 1679 en que fue cedida a los jesuitas.