La devoción pudo al descontento

D. Vázquez / E. eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

GONZALO BARRAL

La comitiva discurrió sin incidentes y sirvió para convocar a la protesta de hoy en María Pita

08 oct 2018 . Actualizado a las 13:23 h.

Solo algunos corrillos antes de la procesión delataban el malestar por la desaparición de la alfombra floral, que conllevó muchas muestras de apoyo ante la iglesia de Santo Domingo a Antonio Gómez Bello. Nadie quiso deslucir el acto religioso y como si fuera la procesión dos Caladiños, se optó por cumplir con el programa y que la parte reivindicativa quedase para hoy. «La protesta es algo espontáneo y es una manifestación pacífica», explicaban, mientras se les informaba a las integrantes de la Cofradía de la Virgen del Rosario, que iban de mantilla abriendo camino a la imagen de la patrona, que la protesta se hará hoy a las cinco menos cuarto, como antesala reivindicativa al pleno municipal.

«La nocturnidad es impepinable», reconocía sobre el suceso un miembro de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y el Santo Entierro, hermandad que participó en el acto, en el que también hubo representación de otras cofradías de la ciudad y que contó con la participación de la Banda de Cornetas y Tambores de la Orden Tercera y los Marineros del Carmen de Ferrol para poner la banda sonora en los extremos del desfile. La procesión arrancó a las seis de la tarde al salir la imagen de la patrona de la iglesia al son del himno de Galicia y contó con la escolta de la Policía Local.

La asistencia, admitían los promotores, fue similar a la de otros años. «Al ser domingo, muchos no se han enterado», comentaban del por qué no hubo un apoyo más masivo tras lo que algunos tildaron de «ofensa». Entre los despistados, una mujer en el Parrote que se preguntaba «onde irá o alcalde, ou non irá?». Otros en Azcárraga recurrían a los cofrades para conocer la efeméride, no logrando situar por si solos el Rosario en el calendario.

Ni en la plaza de María Pita, donde se hizo una parada para escuchar a Follas Novas, ni en Riego de Agua, donde cantó El Eco, hubo ningún gesto de desaprobación, las reivindicaciones quedan para hoy.

Por su parte, la Asociación de Alfombristas de Ponteareas envió ayer un comunicado de apoyo a la entidad que elabora la alfombra en A Coruña y avanzó que presentará una queja formal en el Ayuntamiento. «Como ciudadanos propios de un lugar, nos definimos con respecto a nuestras raíces, a nuestras tradiciones y costumbres, que son un verdadero anclaje emocional de todos nosotros. Para nosotros nuestras fiestas conforman una parte sustancial de nuestra identidad», dicen

El caso de la silla vacía y otras interpretaciones de la laicidad que hieren susceptibilidades

El tratamiento de la alfombra floral como un residuo a limpiar fue la chispa que faltaba para que se inflamaran determinadas sensibilidades. El alcalde, Xulio Ferreiro, y su partido, la Marea, dejaron claro desde el principio que el suyo iba a ser un gobierno laico. También lo fueron los anteriores, pero este dejaba ver así que no pensaba asistir a actos vinculados a la Iglesia.

Y así fue. Todos los años desde hace tres en la misa de la patrona -y otras- hay una silla vacía, la reservada para el regidor de la ciudad. Sí suelen acudir exalcaldes y cargos electos, creyentes o no, a rendir homenaje a la virgen.

El desencuentro con el Rosario, con todo, arrancó en el anterior mandato con la retirada del festivo local. Aquello levantó ampollas entonces. En el actual mandato el festivo no volvió -salvo cuando San Juan coincide en fin de semana-, como tampoco volvieron las alfombras florales a María Pita. De la plaza salieron, con el actual gobierno municipal, hacia la Ciudad Vieja.

Cuando ayer los vecinos vieron que la alfombra floral desaparecía pasto de las barredoras muchos dijeron «hasta aquí». Las explicaciones dadas desde María Pita por la tarde tampoco apagaron la hoguera. Muchos no se creen que sea realmente necesario indicarle al Ayuntamiento cuándo es el Rosario, porque se supone que han de saberlo. Tampoco entienden que los operarios, al ver la alfombra recién puesta la retiraran igual. Con los antecedentes, en todo caso, se esperaba de María Pita una mayor sensibilidad y atención previas, en lugar de salir después a pedir perdón por los errores.