Sin plan para combatir las pintadas

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

El contrato de limpieza no detalla una estrategia y abre la puerta a recortar personal

01 oct 2018 . Actualizado a las 12:51 h.

«El servicio de limpieza de pintadas y retirada de carteles y banderolas no define itinerarios específicos. El servicio se realizará según las necesidades en cada momento, o según las indicaciones de los servicios técnicos municipales». Así lo indican los pliegos del nuevo contrato de limpieza viaria, que el gobierno local ha publicado en la plataforma de contratación del Estado para su consulta previa antes de iniciar la licitación del servicio.

Por lo tanto, las empresas interesadas en el contrato, que tendrá un presupuesto anual de más de 13 millones de euros, no tendrán que presentar una estrategia para combatir el problema de los grafitis, uno de los que más quejas suscita entre los vecinos. Si los pliegos se mantienen como están, el servicio funcionará durante ocho años -los de duración del contrato- como lo ha venido haciendo hasta ahora: con actuaciones puntuales que dependerán del criterio de los técnicos municipales y, en último caso, de los cargos políticos municipales.

Ese sistema de limpieza de acuerdo a «las necesidades» o al dictado de los servicios municipales se mantendrá aunque el pliego del concurso es, sobre el papel, mucho más ambicioso que el actual.

También los edificios privados

El anterior documento solo obligaba a la compañía adjudicataria a limpiar pintadas «en todos los edificios, muros, paredes, pavimentos de uso público y mobiliario urbano», es decir en lugares y edificios públicos, y siempre bajo órdenes del «Ayuntamiento o a requerimiento de los ciudadanos previa aprobación municipal». El nuevo pliego pide que se eliminen «en todas las fachadas exteriores, muros, paredes y pavimentos que por su estado supongan un menoscabo en las condiciones de ornato público del municipio».

Así, se abre el abanico a propiedades privadas. Pero la pregunta que se hacen funcionarios y parte de la oposición es ¿quién decidirá qué edificios se atienden primero y bajo qué criterio?

Dada la cantidad de pintadas que hay en A Coruña, quizá la urbe gallega más afectada por este problema a juicio de las empresas del sector, el servicio municipal estará muy demandado con la inclusión de las propiedades privadas. Pero la previsión del Ayuntamiento no pasa por ampliarlo, al contrario, los pliegos abren la puerta a reducir el personal destinado a borrar grafitis.

Menos trabajadores

La empresa que se hizo cargo del servicio en el 2008 se comprometió a destinar cuatro trabajadores y un tercio de la jornada de otro a limpiar pintadas. En los nuevos pliegos el mínimo se sitúa en un solo peón, por lo que podría ganar el concurso una compañía que ofertase la cuarta parte de efectivos contra las pintadas que los que hay en la actualidad.

El pliego aún está en consulta previa, por lo que es posible que haya cambios. El gobierno local evitó ayer contestar a si piensa poner en marcha un plan integral para combatir las pintadas, como ha exigido la oposición. El PP ya ha solicitado por escrito un plan de choque contra ese problema.

Santa María y otros edificios señeros de la Ciudad Vieja aguantan rodeados por los grafitis

En la Colegiata de Santa María del Campo, una de las joyas arquitectónicas de la Ciudad Vieja, no hay pintadas; pero la iglesia aguanta rodeada de ellas. La mayoría de las calles aledañas, llenas de edificios catalogados por su valor patrimonial, están plagadas de manchas de espray. La práctica totalidad de las mismas son garabatos sin valor alguno, que contrastan poderosamente con el ambiente tranquilo de las calles del casco histórico, especialmente desde que en junio se limitó el tráfico rodado.

Otro tanto ocurre con la iglesia de Santiago, que llegó a sufrir las pintadas. Han sido eliminadas, pero los restos de una en la fachada principal aún son visibles.

En conjunto, la Ciudad Vieja es una de las zonas más afectadas por las pintadas. En julio se borraron algunas en esa zona, incluso situadas en edificios privados. Todas contenían mensajes contra el gobierno local, lo que ocasionó críticas de la oposición por un uso «partidista» de los medios municipales.

Además de la Ciudad Vieja, el problema de las pintadas es notable en otras zonas del centro como el Orzán, donde se llegaron a hacer garabatos con espray en murales artísticos, o en la calle Real, donde se han multiplicado durante los últimos años.

En edificios históricos

Pero las iglesias del casco histórico no son los únicos monumentos amenazados por las pintadas. La semana pasada el Ayuntamiento borró las que habían aparecido en los restos arqueológicos del convento de San Francisco, y quedan otros en edificios destacados como las Capuchinas.