Tercer verano sin sombra en la Marina

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Los proyectos de mejora del entorno peatonal desaparecieron de la agenda del consistorio

09 jul 2018 . Actualizado a las 10:37 h.

En julio del año 2015 el recién nombrado concejal de Rexeneración Urbana, Xiao Varela, paseaba por la explanada de la Marina a pocos días de su apertura y dejaba claro que en su opinión, «a urbanización é mellorable». En el plan municipal estaba desde el principio «humanizar» ese entorno que se consideraba duro, con falta de verde y de elementos de sombra que lo hicieran más amable.

En agosto se cumplirán tres años desde la retirada de las últimas vallas de obra que permitieron abrir toda la zona a la ciudadanía. Eran los últimos flecos de una renovación que comenzó por el Parrote. Los cambios culminaron justo durante el cambio en el gobierno local en María Pita y el entrante, la Marea, apuntó entonces su intención de corregir de modo inmediato los errores que ellos veían en el proyecto.

Umbráculos

Protección al parque infantil. Entre las necesidades detectadas por el gobierno local figuraba la instalación de elementos que dieran sombra, sobre todo en el área de juegos infantiles. En la zona se alcanzan altas temperaturas en verano cuando no sopla el viento. Para hacer frente a la situación, anunciaba entonces la formación de la Marea, se iban a poner unos umbráculos, unas lonas que ya estaban, decían, en los almacenes municipales, y que en breve estarían en su sitio cumpliendo su función. Tres años después el parque infantil sigue igual que estaba cuando se abrió la Marina al público, sin nada que proteja del sol a los pequeños.

Los bancos

Cerrar el cantil. Sí hay un banco corrido que cierra el cantil, pero la instalación del mismo también tiene su historia. En el verano del 2015 los pedía el entonces nuevo ejecutivo y decía incluso que los tenía guardados para su instalación. No se pusieron. Año y medio después en la zona se produjeron dos fallecimientos en un escaso margen de tiempo por caídas al agua. Tras el primero de ellos el consistorio, en lugar de retomar su idea inicial, sugirió que se trataba de un accidente aislado y defendió que la línea de costa siguiera como estaba, porque allí nada había ocurrido «en moitísimos anos». Tras el segundo siniestro se puso sin más demoras el actual banco corrido. Unos días antes de su instalación cayó también una furgoneta al agua. Desde entonces no hubo más siniestros.

La pérgola

Un proyecto parado. En octubre del año 2016 el Ayuntamiento de A Coruña decidió instalar una gran pérgola de madera con cubierta de cristal y elementos vegetales entre Puerta Real y Luchana. Se trataba del proyecto de Creus y Carrasco, arquitectos ganadores de un concurso de ideas convocados para humanizar ese entorno. La pérgola resolvería el problema de la falta de sombras y además serviría como refugio en momentos de lluvia. Pero dos años después el proyecto sigue parado y ni siquiera se ha sacado a concurso esa obra.

Mantenimiento

Un área con daños. El mantenimiento de la Marina mejoró este año después de dos ejercicios con la zona presentado un mayor grado de deterioro. Ayer las máquinas baldeaban el Parrote y la hierba estaba cortada. Con todo, siguen abundando los cristales rotos de las vallas allí ubicadas, algunos llevan muchos meses así. Además, nunca se han reparado las docenas de luces de suelo rotas instaladas en el Parrote para iluminar la muralla que limita con el paseo de la Dársena y los grandes bloques del resalte de piedra situado junto a los locales de hostelería. Los dos siguen vacíos tres años después. Detalles instalados en su día, como el banco de reparaciones para bicicletas -un poste con herramientas básicas y una bomba de aire- han desaparecido y en el entorno de la muralla del Parrote, conservada tras el aparcamiento, siguen apareciendo pintadas y restos.

Diferencias

Obra impagada. La mayor parte de la Marina está en suelo de la Autoridad Portuaria. A esta le adeuda el Ayuntamiento 4,8 millones de las obras allí ejecutada y que María Pita no quiere pagar mientras el Puerto no le ceda ese suelo. El Puerto no lo cederá si no cobra, un enfrentamiento político que se traduce en la falta de sombra para los vecinos.