«Si me ordenan sacar las mesas tendré que cerrar el bar»

Mila Méndez Otero
m. méndez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Después de prohibir los coches llega el turno de las terrazas. Los dueños de los negocios piden sentido común

06 jul 2018 . Actualizado a las 13:20 h.

La terraza del Bistró Café-Bar la conforman cinco mesas de madera. Una pequeña está en la entrada de la cafetería, en la calle Santiago que baja algo empinada desde Azcárraga hasta la iglesia bautizada con el nombre del apóstol. Las otras cuatro delante del templo. Construido en la segunda mitad del siglo XII, Emilia Pardo Bazán se deleitaba desde la ventana de su casa viendo el rosetón románico. Hoy, y al menos hasta septiembre, lo hacen los clientes del bar que regenta Pilar Deber. «Se sientan a contemplar estas vistas», comenta. Sin la terraza, admite, su local no sería el mismo. Los planes del Ayuntamiento, sin embargo, no descartan poner fin a las mesas al aire libre en cuestas y junto a iglesias o edificios monumentales.

Este es uno de los puntos que Adolfo López, presidente del colectivo que reúne a los comerciantes del casco histórico, reconoce que se han tratado en la última reunión de la Mesa da Cidade Vella. «Es una de la propuestas que se plantearon, pero no hay nada definitivo. Además, habrá que ver cada caso, hay cuestas y cuestas, y después de que se presente el borrador habrá un plazo para las alegaciones», apunta el comerciante. A Pilar, «el instinto» le dice que van a ordenarle retirar sus mesas. «Si eso pasa tendré que cerrar el bar», lamenta. Abrió en el 2013. Lo suyo fue una «apuesta» por una calle «difícil» en la que han bajado la persiana muchos comercios. «He respetado las normas del mobiliario con mesas y sillas de madera. Los clientes que vienen son muy respetuosos, aprecian el entorno».

Pausa estival

María Pita abre un paréntesis. Hasta septiembre no publicará el plan que regulará las terrazas intramuros. Los negocios deberán dejar un paso libre estipulado para la circulación de coches de emergencias. Ernesto Merino, que regenta el bar A Vella desde hace 14 años en Azcárraga, denomina este proceso como «el chinchetazo». Aunque el gobierno local ha adelantando que no se colocarán aquí chinchetas de metal para delimitar terrazas, como se hizo en el centro, al tratarse aquí de suelos protegidos, el concepto se ha adueñado del imaginario de los hosteleros. «La peatonalización es un sinsentido. Antes había que adecuar la zona. En realidad, van a sobrar mesas. De las siete que tengo ahora me voy a quedar en tres», asegura Merino.

Se refiere a otra de las propuestas que sobrevuela en las conversaciones de los vecinos. Solo una fila de terraza pegada a la pared por local. «No se ha planteado tal medida», insiste tajante Adolfo López. «La ordenación va a seguir lo que dice el Pepri, el Plan Especial de Protección y Reforma Interior, como se hizo en Pescadería», añade López. El dueño de otro de los establecimientos con terraza, la tetería La Kasbah, es partidario de la «unanimidad» a la hora de regular, pero confiesa que la ordenanza de las terrazas es para él secundaria. «Clientes habituales han dejado de venir por la falta de plazas para aparcar. Eso es lo que me preocupa. El día 25, cuando empezó la peatonalización, había solo 18 plazas pintadas de amarillo para los residentes. ¡Hay más de 1.000 tarjetas concedidas! Hasta yo, que soy residente, tardo 45 minutos en aparcar cada día», censura Iván Castelo. El hostelero tampoco entiende como su gremio no cuenta con un representante directo en la Mesa que está decidiendo el futuro de la Ciudad Vieja.

Sin voz propia

«Suponemos el 85 % de la actividad comercial que se genera», dice Castelo. López, el portavoz de los comerciantes, alega: «Somos conscientes de que la hostelería es lo primero para revitalizar el barrio». También hay voces optimistas. «Aprovechar al menos estos dos meses. Además, ahora que no hay coches, podrían dejarnos poner más mesas», anhela Valeria Márquez. Hace dos meses abrió local en Azcárraga, A Terraza. Una excepción en un entorno donde lo habitual son los obituarios comerciales. 

Los lectores se muestran escépticos con el arranque de la peatonalización

Desde el pasado 25 de junio está prohibido aparcar en la Ciudad Vieja y solo se permite la circulación por el interior de sus calles a vehículos autorizados. Sin embargo, el cumplimiento del plan de peatonalización del barrio ha generado discrepancias entre los lectores de la edición digital de La Voz. Estos son algunas de sus opiniones: 

Falta de control. No hay quien vigile el paso de vehículos sin tarjeta ni quien controle los aparcamientos. Lo más grave es ver coches de los propios residentes en zonas donde teóricamente está prohibido. 

Vecinos que se aprovechan. Hay vecinos que aparcan y suben a comer, y también los hay que dejan el coche en la calle por la noche. 

Ciudad misteriosa. Aquí se tomaron unas decisiones sin vivir o permanecer varios días observando la vida y a los vecinos que viven en la Ciudad Vieja. Ahora la llamaremos ciudad misteriosa u olvidada. 

Hace falta algo más. La peatonalización no es solo sacar los coches, es crear infraestructuras y mejoras para el barrio. Antes de peatonalizar hay que reparar las casas que se caen, arreglar el pavimento, una buena conexión de autobuses y un sin fin de cosas más que no se van a llevar a cabo. Soy cuarta generación de residente en la Ciudad Vieja y me duele que esto se convierta en un gueto. 

Un abuso de poder. Me parece bien la idea de retirar tanto paso de coches y se está más tranquilo. Pero prohibir a los residentes sin garaje que aparquen sus coches en cualquiera de las calles es un abuso de poder. 

A Coruña es diferente. Alguna vez nos olvidamos de que a diferencia de otras ciudades que también tienen Ciudad Vieja, vivimos en una península rodeados de mar. Lo que funciona en Lugo, Ourense o Santiago, en A Coruña no funciona. 

Turistas contentos. Es una Ciudad Vieja vacía, igual que la Marina cuando pega el sol. Solamente se llenará en la feria medieval. Los turistas estarán contentos de andar y hacer sus fotos, pero ¿y el beneficio? . 

Igual que noutras cidades. Todas as Cidades Vellas de todos os sitios teñen o acceso restrinxido ao tráfico rodado

El ejemplo del Orzán. En el Orzán, siendo peatonal, hay coches a todas horas y pasan a toda velocidad .