El paro en A Coruña baja la mitad de la media gallega y menos que las seis urbes

La Voz A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

GUSTAVO RIVAS

El descenso interanual en junio se situó en el 4,6 % en A Coruña frente al 11,1 % de Vigo

04 jul 2018 . Actualizado a las 11:10 h.

A Coruña llegó a tener a 23.300 personas anotadas en la oficinas del paro, una cifra que siempre es menor a la de los desempleados reales, pues muchos deciden buscar por su cuenta o saben que los llamarán en breve sin apuntarse como demandantes. Fue el peor registro desde que estalló la crisis inmobiliaria, ocurrió hace cinco años, en junio del 2013, y desde entonces el paro computado en el antiguo Inem, hoy SEPE, no ha dejado de bajar, aunque a distinto ritmo, hasta las 17.012 personas (7.635 hombres y 9.377 mujeres) que se encontraban inscritas el pasado 30 de junio.

Este dato, difundido ayer por el Ministerio de Trabajo, significa que 824 vecinos han encontrado trabajo en los últimos doce meses y también que A Coruña permanece dominada por una constante que la sitúa entre las capitales gallegas con peor comportamiento en términos de empleo. Esas 824 altas en la Seguridad Social suponen una mejoría respecto a junio del 2017 del 4,6 %. Y en ese mismo período, ninguna otra ciudad ha evolucionado peor: las seis restantes oscilan entre el 7,5 % de Ferrol y el 11,1 % de Vigo, única urbe que supera la media gallega, del 10,3 %.

Mejores cifras ofrece el paro femenino. Siendo más elevado y de mayor duración -en mayo 4.920 mujeres llevaban más de un año sellando la tarjeta, frente a 3.600 hombres-, en los últimos doce meses la brecha de género se atenuó y apenas una décima separa el descenso femenino y masculino.

En la oficina de Orillamar se inscribió ayer como demandante Cristina Amado, titulada en Bellas Artes, los últimos dos años atrecista en series de televisión y producciones audiovisuales para publicidad. Le quedan muchos días por cotizar para tener derecho a prestación o ayuda de transporte público, pero confía en que dentro de un mes vuelvan a llamarla de la empresa en la que ha venido trabajando. Peor horizonte, que no ánimo, se le presenta a una joven arquitecta que hasta hace pocos días era becaria en una ingeniería con un contrato de formación de seis meses. «Los estudios necesitan delineantes y tiran de becarios. ¡Aún si fueran contratos de prácticas! Pero no, porque los becarios no tenemos derecho a vacaciones ni a paro. Es muy triste, pero es legal», explica la mujer.

Angélica Vargas por la mañana se dio de alta en el SEPE y por la tarde se examinó en la escuela Pablo Picasso para ingresar en septiembre como alumna de Diseño de Interiores. Estudió un ciclo de FP de Administración y Gestión, y en un año trabajó en un despacho de abogados, el ropero de una discoteca y, con suerte, ahora empezará en una tienda de ropa. «Estoy pendiente de que el Sistema de Garantía de Juvenil conteste a mi solicitud». 

Junio acabó con más desempleados que mayo en cinco municipios del área metropolitana

Cinco municipios del área metropolitana escaparon a la tendencia de caída del paro registrada por el Ministerio de Trabajo respecto a junio del 2017, pero también en el último mes. En junio se crearon en A Coruña 425 empleos; en Cambre 53 personas encontraron trabajo; en Culleredo, 47, y en Betanzos, 31. Sin embargo, en Abegondo, Sada, Coirós, Irixoa y Mesía junio acabó con más demandantes de empleo.

Los 2.086 demandantes de Arteixo tienen que desplazarse para realizar trámites a la oficina de Orillamar y antes lo hacían en Zalaeta. Bibiana Calo, trabajadora del sector de telemárketing, no acaba de entender por qué el SEPE no los deriva a una oficina cercana, aunque en este momento está encantada con el servicio. Esta madre de familia, mayor de 40 años y parada de larga duración es «de las pocas a las que llamaron de la oficina para ofrecerle un empleo». Es una IPI, un tipo de demandante al que el Estado ofrece asistencia personalizada y que en su caso le permitió adquirir una acreditación formativa a través de un curso en la Confederación de Empresarios de A Coruña y, hace unos días, recibir una llamada de una empresa para empezar a trabajar en septiembre.

Y con la vista en la vuelta al colegio está J. R. P., un extrabajador del sector de la construcción que tras la quiebra de Lehman y lo que vino después se recicló profesionalmente hacia el transporte escolar, aprovechando que tenía los carnés de autobús. Con 56 años, la jubilación le queda lejos. «A ver se nacen nenos, porque este ano xa perdín un servizo por falta de nenos», apuntó.