«Ahora vete a Riazor e intenta superar nuestro San Juan»

tONI sILVA A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Los barrios aprovechan la gran noche del año para estrechar lazos vecinales alrededor de sus propias hogueras

22 jun 2018 . Actualizado a las 07:58 h.

Delante de la Domus ya se han instalado grandes camiones para emitir desde el lugar las imágenes de la noche mágica de A Coruña. Otra vez los arenales urbanos serán el icono de la celebración del San Juan y, otra vez, las cámaras olvidarán que detrás de esa fachada marítima se esconden cientos de hogueras en las que las personas que las rodean comparten una identidad con el escenario. Es el San Juan de los barrios.

«En ningún sitio es como aquí». Son días de ajetreo para Fernando Álvarez y sus compañeros de peña. Estamos en el barrio de Os Mariñeiros, unas viviendas con regusto a aldea en el centro de la ciudad, encajonadas entre el Ágora y la ronda de Outeiro. La sede de la peña es de base rectangular para adaptarse a la práctica de la chave. Y desde esta semana, el gran ventanal tiene vistas a una colección de maderas. «Son los rapaces, nosotros ya no nos encargamos de esto... uy, antes, antes sí que hacíamos hogueras», dice Fernando. Y aclara entonces que las llamaradas se hacían en la parcela de enfrente, con mucha más madera, porque la recolección comenzaba bastante antes que ahora». Señalan que la colaboración era más coral, en la que incluso algunos se dedicaban a montar piezas de madera para luego coronar la pira. «Hicimos submarinos de madera, y algún barco...». ¿Qué iba a ser si no? Estamos en Mariñeiros.

«Juntábamos tantos palés que la hoguera duraba hasta las diez de la mañana, venían los bomberos y controlaban todo, nunca hubo un disgusto», recalcan los vecinos más veteranos, que prevén que la altura de las llamas no alcanzarán los récords de antaño, pero el barrio ha conseguido mantener la unidad de siempre entre los residentes. «Los chavales montan el fuego y su churrasco, y nosotros ya hemos encargado 150 kilos de sardinas y un dúo musical, ahora vete a la playa de Riazor e intenta superar esto».

Kilomberos, fin de los ensayos

Quienes sí estarán en el arenal son los Kilomberos de Monte Alto. El domingo pasado realizaron el último ensayo en su nueva sede, la zona de punta Herminia. «Antes estábamos junto a la explanada del aparcamiento, pero nos vino la Policía Local... parece que alguien protestó», explica Pili Ferreiro, la presidenta del grupo. Para ellos el San Juan es especial. Porque son de Monte Alto, y porque esa noche inauguran su temporada de verano. Estarán de nuevo a medio camino entre el paseo marítimo y la arena, en la que ya se conoce como «la roca de los Kilomberos». Allí comenzarán a las diez de la noche, con el estómago lleno («bajamos cenados de casa») hasta el final.

En el barrio de las Flores, al igual que en Mariñeiros y otros muchos, no estarán pendientes de las mareas. Aquí ya se va formando la ola de madera en la zona ajardinada, bajo un gran árbol. Pero no arderá aquí sino en la propia calle en la que desemboca esta vía sin salida. «Supongo que el viernes o el sábado avisarán de que no se puede aparcar, que habrá que retirar los coches (estacionados en batería a ambos lados de la vía), pero aquí hay sitio de sobra para hacerlo con seguridad», señala un vecino al tiempo que previene a su hijo de que extreme el cuidado con las puntas mientras juega en el montón de tablas. Aquí hay más que madera. Alguien ha aprovechado para deshacerse de un viejo aspirador, como si de un punto limpio se tratase. Se espera que en el traslado de las maderas al punto de la hoguera se eliminen este y otros elementos no convencionales. A diferencia de las hogueras de la playa, donde la Policía ejerce de filtro, los barrios deben autocontrolar lo que queman.

«Se prende lume na roupa, non corras», recalca el Sergas

Un año más, el Sergas ha avanzado una serie de consejos para no sufrir heridas ni accidentes en la noche más larga del año. Recuerdan que a la hora de prender la hoguera, nunca se deben usar líquidos inflamables o alcohol; tampoco se deben quemar ruedas de coches o piezas de PVC y los fuegos deben hacerse a una distancia mínima de 15 metros de los coches o los edificios, «e nunca baixo unha liña eléctrica». Tampoco se deben encender papeles, por riesgo a que el viento los traslade y provoquen un incendio. «E cando se deixe a fogueira queimada, débese asegurar que non reavivará o lume, para iso botarase por enriba area ou terra», añaden desde la Xerencia de Xestión Integrada de A Coruña.

Con menores

El cuidado de los niños nunca debe dejarse en segundo plano junto a las hogueras, precisamente los más pequeños son los que menos cerca deben estar del fuego. Y a la hora de saltar las fogatas, «acudir con roupa axustada e preferentemente de algodón e calzado axeitado». «Hai que botar contas das posibilidades de cada un, como a altura das lapas, o perímetro da fogueira, axilidade, consumo de alcohol», explica el Sergas. Y recalca que el salto no debe hacerse con personas en los hombros o menores en el colo. También invitan a persuadir a las personas visiblemente no aptas para saltar para que declinen hacerlo.

En caso de producirse quemaduras, el primer auxilio es enfriar la zona afectada con agua dulce, cubrirla con un paño limpio y acudir al punto sanitario más próximo, o al puesto destacado, en caso de los arenales de la ciudad y la comarca.

En caso de que se queme la ropa, desde la Consellería de Sanidade recalcan, «por difícil que pareza, non correr. Botarse ao chan e rodar cubrindo a cara coas mans».

Espera durante una hora junto al montón de madera de Vioño para pedir dos muebles para su casa

El San Juan también es un tiempo de oportunidades para los más desfavorecidos. Carmen ya lo comprobó el año pasado cuando, al pasar por la pira de madera, rescató dos estanterías para su casa. «Los chicos que las acababan de tirar me dieron permiso para llevármelas», recuerda Carmen, quien ayer por la tarde regresó al lugar donde los vecinos tiran la madera para este San Juan, en un pequeño descampado entre el parque de Vioño y la ronda de Outeiro. «Hay muebles que están en muy buenas condiciones, no sé cómo los tiran», señala Carmen. Y tiene razón, en algunos cuesta descubrir el desgaste del tiempo. «Ahora Cáritas ya no recoge muebles para donar y tenemos que mendigarlos así», explica esta vecina de la Sagrada, con 46 años y una amplia prole entre hijos y nietos. Espera más de una hora por alguien que le dé permiso para llevárselo. «Si los van a quemar...», repite.