Un escudo para blindar 300 inmuebles

Eduardo Eiroa Millares
E. Eiroa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

EDUARDO PEREZ

Apenas hay edificios sin algún tipo de protección normativa en la zona noble de la urbe

17 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En la Ciudad Vieja hay algo más de 300 edificios y la inmensa mayoría son anteriores a 1960. Fue en esa década en la que se hicieron los mayores desmanes, con ganancias de alturas e inmuebles de cemento que afloraron en entornos tan sensibles como el de la Colegiata, donde siguen.

A esa agresión estética pusieron coto los diversos planes especiales de protección del casco histórico. El último de ellos, el Plan Especial de Reforma Interior (Pepri) de la Ciudad Vieja y Pescadería, entró en vigor en el 2015 y es el documento que marca las pautas de cualquier actuación que se quiera realizar en el casco histórico. Es también el que marca el nivel de protección de cada inmueble.

En total hay 289 edificios con algún tipo de amparo legal y son cinco las categorías en las que se clasifican. La primera de ellas, de protección integral, incluye aquellos bienes inventariados, como las iglesias, las Bárbaras, Capitanía y la Casa Cornide, entre otros, hasta un total de nueve.

En el siguiente nivel figuran 29 inmuebles, como las casas de María Pita, la casa Molina, la Real la Academia... Todos ellos tienen una protección estructural, es decir, no se puede modificar la configuración del inmueble ni sus materiales.

Los considerados como edificios de elevado valor arquitectónico son 78, repartidos por toda la Ciudad Vieja, y también con posibilidades de rehabilitación limitadas, aunque algo más flexibles en cuanto a reformas interiores que las dos categorías superiores. Los de especial significación arquitectónica son en total 163, y en ellos las mayores restricciones afectan a las fachadas. Finalmente, hay diez de interés ambiental.

Para cualquier reforma en los 289 edificios catalogados hay que ajustarse a las fichas del Pepri, donde figura en cada caso qué se puede hacer. La revisión de los proyectos en base a esos documentos es la que suele enlentecer la concesión de permisos.

La tardanza en las licencias y las limitaciones de edificabilidad disuaden a muchos de asentarse en la Ciudad Vieja, aunque a cambio de pasar por esos trámites, el que persevere podrá vivir en un enclave único.