Absuelto de un atropello en un paso de cebra por la mala iluminación

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

MARCOS MÍGUEZ

Vecinos de Los Rosales alertaron a María Pita por farolas apagadas o tapadas por ramas

14 jun 2018 . Actualizado a las 11:41 h.

Un conductor circulaba por Manuel Azaña (la avenida principal de Los Rosales) en dirección a la ronda de Outeiro cuando, a la altura de Rodríguez Castelao, arrolló a una mujer que cruzaba correctamente por un paso de cebra. Ocurrió sobre las 9 de la noche del 12 de febrero del 2016. La peatona tuvo que ser hospitalizada y tardó en curar 110 días. Como siempre ocurre en los atropellos que se producen en los pasos de peatones, el causante es procesado por un delito de lesiones por imprudencia grave, castigado con una pena de 3 meses a 3 años de prisión o multa de seis meses a doce meses. En este caso, la Fiscalía solicitó que se le impusiese al conductor una sanción de 2.880 euros. Pero quedó en nada. La titular del Juzgado de lo Penal número 4 acaba de absolver al acusado al entender que la principal causa del accidente se pudo haber debido a que la farola que iluminaba el paso de cebra estaba fundida y la visión no era la más óptima. Aquella noche llovía, el conductor circulaba a muy poca velocidad (sobre 20 kilómetros por hora) y dio negativo en la prueba de alcoholemia. Y si bien reconoció que iba atento a que no le saliera un coche por la derecha, más que al paso de cebra, «si funcionase la farola, sería mucho mejor», según recoge la jueza en la sentencia y que pronunció el agente de la policía local que realizó el atestado.

En el fallo, la jueza refleja también que «no es lo mismo un día de noche con luna llena que un día de noche lloviznando, todo ayuda». No obstante, precisa que si el conductor no vio a la peatona, que se encontraba en el medio de la vía cuando fue atropellada, «es porque hubo una cierta desatención por su parte». Sin embargo, no puede condenarlo por un delito de lesiones por imprudencia grave al considerar que existieron otras causas, como la nula iluminación por el estado de las farolas, que eximen de culpa al conductor.

Que una lámpara esté estropeada es algo habitual y nada habría que achacar al Ayuntamiento o a la empresa de mantenimiento por este accidente si no fuera porque los comerciantes y los vecinos de esa zona pidiesen con anterioridad al gobierno local que mejorase la iluminación en ese cruce, como en algunos otros de Los Rosales. Se quejaban, y se siguen quejando, de que los árboles han crecido y sus hojas han ocultado algunas farolas, restándole luminosidad a la vía.

Antonio Rey, comerciante de la zona, recordaba ayer que cuando le hicieron llegar al Ayuntamiento este problema, obtuvieron como respuesta que «la poda no era viable».

El Ayuntamiento pintará durante su mandato el 7,5 % de los pasos de peatones

Iluminación aparte, otro de los problemas en la seguridad vial es el mal estado de muchos pasos de cebra en la ciudad. Que estén mal pintados es algo que ha sido denunciado por las asociaciones vecinales y la oposición durante estos últimos años. Como respuesta, el gobierno local respondió que entre mayo del 2015, cuando arrancó el mandato, y mayo del 2019, cuando terminará, se habrán repintado 235 de esas señales. Cabe recordar que en la ciudad hay 3.100 pasos de peatones, por lo que en cuatro años solo se habrá intervenido en el 7,5 % del total.

Hasta junio del año pasado, el Ayuntamiento solo había pintado 19 pasos de peatones desde el 2015. El dato fue publicado en las redes sociales de la Marea Atlántica, el partido que ejerce el gobierno local, que lo destacó como parte del «coidado urbano». Pero la oposición y numerosos internautas criticaron al ejecutivo que encabeza el alcalde, Xulio Ferreiro, por considerar que se trata de un trabajo insuficiente. Diecinueve pasos de peatones desde que arrancó el mandato suponen menos de uno al mes.

El mal estado de la señalización horizontal también afecta a isletas y otros elementos, como se puede ver en el castillo de San Antón. Además, a la falta de pintura se suma, muchas veces, que no se eliminan otras señales antiguas cuyos restos conviven con las nuevas creando confusión. Así ocurre, por ejemplo, con los rótulos del párking exprés en un tramo de la avenida de Oza, cuyo tono anaranjado destaca todavía medio borrado sobre el asfalto sin que se sepa si ese sistema sigue en vigor en esa vía o no.