La grave falta de instalaciones oprime el futuro del deporte coruñés

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

Los clubes piden más compromiso a la administración y a la empresa privada

13 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El deporte coruñés se ve obligado a un milagro continuo contra dos amenazas reales que cercenan un futuro que debería ser prometedor. La primera, la falta de compromiso con el deporte base por parte de las empresas privadas coruñesas con proyección internacional. La segunda, la carencia de instalaciones. Las que hay son insuficientes o se encuentran en tan mal estado que son insalubres e incluso peligrosas para los usuarios (en los que se mezclan desde deportistas de elite hasta opositores).

Muchos coinciden en reclamar lugares adaptados a la práctica de su disciplina, aunque otros como Pedro López-Sors, del Crat, matizan: «Todas las instalaciones deportivas deben ser multidisciplinares». «Hemos perdido potencial», sentencia Eduardo Lamas, del HC Liceo. «Necesitamos ese pabellón de 2.500 espectadores donde estén los equipos más arropados», añade en relación a la competición.

Para el Leyma Coruña cree que hay que «construir un pabellón moderno, adaptado a las necesidades y a los clubes, incluso que albergue las sedes de los equipos que llevamos el nombre de la ciudad». «Mientras tanto, imprescindible mejorar el Palacio», concluyen desde el club.

José Carlos Tuñas, del Coruña Comarca, confía en la bocanada de aire fresco que puede suponer la inminente apertura de las pistas universitarias de Elviña «para un atletismo en estado límite». «El crecimiento exponencial eleva las necesidades. Y en Galicia, el frío y la lluvia son un castigo excesivo. No se puede seguir trabajando en las condiciones actuales. Es hora de que las instituciones den los pasos adecuados para suplir las carencias», analiza. El Ventorrillo apunta que la falta de disponibilidad acarrea gastos inasumibles por el uso de instalaciones privadas. Desde el Ural, Pablo Barallobre, insiste: «No es suficiente lo que hay».

Otro caso sangrante es el de la natación. Lo explica Raúl Solleiro, del CN Coruña, después de reclamar más apoyo económico para el nadador: «Solo hay una piscina olímpica municipal, pero no se usa ni para entrenamientos ni competiciones debido a que el Ayuntamiento dio la concesión a Termaria, en la que no se reservó ningún uso público. La mayoría de las competiciones se realizan estos años en Riazor, pero desde noviembre cierra los fines de semana por un problema de personal». La alternativa es pagar un alto coste para adaptar la de la Casa del Agua, lo que ha llevado en su caso a desistir de la organización de algún campeonato (agravado por la falta de entendimiento del Ayuntamiento para asumir las circunstancias del deporte coruñés). Corrobora esto el Club del Mar, que apenas usa dos calles de la de San Amaro.

Los problemas van más allá para algunos. Javier Rodríguez, del Perillo, cree que «falta divulgación, el coste del material es elevado y no hay infraestructuras en las orillas de playas o rías. Propone que se usen para el ocio de la población». Apunta también a las graves dificultades que tienen los clubes para financiarse. Pablo Aguirre, del Oar, lo describe así: «El sistema de ayudas de la administración es ineficiente, insuficiente, lento y no permite planificación. Es un obstáculo que quema. Todo el peso recae en filántropos entusiastas».