Juzgan a la acusada de permitir a un hombre tener relaciones con su hija al creer que era brujo

La Voz A CORUÑA / LA VOZ

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11 jun 2018 . Actualizado a las 08:10 h.

El hombre que a partir de mañana será juzgado en la Audiencia Provincial de A Coruña por un delito continuado de abusos sexuales hizo creer a una amiga, también procesada, que había recibido los poderes de un chamán ya fallecido. La mujer, amante del esoterismo, lo creyó. Tanto es así que permitió que el imputado mantuviese relaciones con su hija de 12 años. Es lo que sostiene la Fiscalía en su escrito de acusación, que pide una pena para ambos de 11 años y medio de prisión, aparte de la prohibición de acercarse a la menor durante ocho años.

Todo comenzó, siempre según la acusación pública, en el 2013. El acusado comenzó a trabajar en una empresa de un matrimonio amigo que tenía una hija de 12 años. Con el paso del tiempo, el empleado fue ganándose la confianza de la mujer. Asegura el fiscal que el investigado, «consciente del alto grado de manipulación y de facilidad para la sugestión que presentaba su amiga, se aprovechó de la afición que esta tenía por la astrología, las consultas a videntes o la brujería, para obtener regalos personales de ella y un sueldo de 500 euros al mes a espaldas del marido. Estas concesiones y otras muchas las consiguió tras hacerse pasar ante ella como persona con poderes paranormales que le habían sido traspasados por un chamán ya fallecido». Prevaliéndose de la credulidad de la mujer, le enviaba, supuestamente, correos electrónicos desde una cuenta ficticia haciéndose pasar por un brujo africano que ordenaba a la mujer que se portase bien con él y le concediese todo lo que él pidiera. Poco a poco, consiguió enfrentarla con la familia del marido y la convenció para que le permitiese estar con su hija a solas en la empresa.

Diosa americana

Añade la Fiscalía que el acusado «comenzó a sentirse atraído por la niña» y la «embaucó» como lo había hecho con su madre. Aprovechando la inmadurez de la menor, le hizo creer que era la reencarnación de una antigua diosa americana. Para ello, volvió a crear una cuenta de correo electrónico falsa en la que se hacía pasar por alguien cercano a la mencionada diosa que le ordenaba que se portase bien con el acusado y que accediese a todas sus peticiones. La acusación pública sostiene que el procesado engañó a la niña, convenciéndola de que él era la reencarnación del esposo de la diosa.