Yolanda Villa: «Las bandas siguen llegando al Mardi preguntando por el jefe. ¡La jefa soy yo!»

FErnando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

Está al frente de un festival metropolitano que reivindica a la mujer en la cultura

04 jun 2018 . Actualizado a las 11:19 h.

Es un torbellino. De esas mujeres que cuando entra en una habitación parece que todo comienza a orbitar a su alrededor. Afortunadamente, ha decidido emplear ese superpoder que es su arrolladora personalidad para hacer el bien. Yolanda Villa -Yolanda Mardi para todos aquellos que no entienden la vida sin música en directo- es fundadora de la Asociación Galega de Salas de Música ao Vivo (Clubtura), de la asociación Mujeres de la Industria de la Música (MIM), mánager de grupos como Las Antonias y, por supuesto, alma máter de la sala Mardi Gras. Y ahora, se ha sacado de la manga el primer festival metropolitano de música y arte por la igualdad, que se celebra estos días y que recibió el Premio Luisa Villalta de la Diputación.

-¿Cómo surgió Elas son artistas?

-Era una inquietud que estaba ahí desde que abrí el Mardi Gras. Incluso poníamos el hastag #ladiesatmardi cuando venía una artista femenina. Cuando vimos que se convocaba el premio Luisa Villalta decidimos presentarnos. El premio nos ha dado el empujón que llevaba esperando 20 años para poder hacer un proyecto fuera del Mardi Gras. Y ha nacido con vocación de continuidad, eso sí, poquito a poco, como se hacen los buenos caldos y contando con un equipo increíble.

-Y lo ha sacado a la comarca.

-Hay seis concellos del área incluidos: Arteixo, Culleredo, Sada, Betanzos, Oleiros y Cambre, además de A Coruña. Espero que en próximas ediciones puedan unirse otros ayuntamientos.

-Llega el festival en el mejor momento, con un sinfín de movimientos reivindicando el papel de la mujer en distintas áreas.

-Esta explosión de la mujer hay que aprovecharla, pero sin olvidar que tenemos hombres al lado ayudándonos. Yo sin los hombres que hay en mi equipo, tanto en el festival como en el Mardi, no sería capaz de hacer lo que hago. No creo en ningún tipo de discriminación. Quiero que la mujer tenga más presencia, pero porque lo merece, porque es una profesional, no porque sea mujer sin más. Desconfío de cualquier bum, y lo que está pasando ahora con las reivindicaciones de la mujer podría llegar a catalogarse así. Lo que tenemos que hacer es aprovecharlo, conscientes de que tenemos que seguir ahí cuando pase de moda.

-Predica con el ejemplo. ¿Cuántas mujeres hay en la ciudad al frente de una sala de conciertos?

-No soy la única, pero sí de las pocas. Aquí tenemos a Cristina al frente del BâBâ Bar, pero no se me ocurren más. Y también hay pocas programadoras, pocas técnicas de sonido, pocas en producción... Realmente hay más de las que se muestran, porque se nos ve poco. Yo tengo 2.160 conciertos en mi haber, organizados en el Mardi, de los que alrededor del 20 % han sido mujeres. Tienen que ser más.

-Por eso milita en la asociación de Mujeres de la Industria Musical (MIM).

-Exacto, porque el fin de MIM es que no exista MIM, que no sea necesario, que sea normal que haya una mujer al frente de cualquier producción cultural. Buscamos darnos más visibilidad, porque en este sector lo habitual es que las bandas entren en el local y me pregunten que dónde está el jefe, siempre van buscando a un hombre. ¡Me harto de decir que la jefa soy yo!

«Antes escogíamos los bares a los que ir por la música que ponían en cada uno»

Yolanda Villa vino desde su León natal a estudiar, pero con una vocación que terminaría convirtiéndola en parte del ADN cultural de A Coruña.

-¿Cómo recala en A Coruña?

-Me vine aquí a estudiar Turismo, y al final me dediqué a hacer turismo, en vez de estudiarlo. Me metí a poner copas, que en aquella época era lo más sencillo y, además, muy rentable. Y ya empecé a darle vueltas a lo de montar mi propio local en el que se escuchara música. A Coruña era algo increíble en aquella época, con bares como el ZYX, el Latino, Soweto... Locales en los que aprendí muchísimo escuchando la música que ponían. Porque antes íbamos a los locales a escuchar música. No ibas a ligar, aunque si sucedía, pues fantástico. Pero escogías ir a un lugar a otro por la música que ponía cada uno.

-Y terminó abriendo el suyo propio: el Mardi Gras.

-Desde el inicio lo planteé como una sala de conciertos. Tuve primero un café pequeñito, el Atlantis, donde ya hicimos algún acústico de Marcos Coll, Xoel López... Pero quería más.

-La ciudad ha cambiado mucho en este tiempo...

-Y no estamos en el mejor momento, precisamente, por exceso de oferta. Todavía hay gente que te pregunta si con la entrada del concierto te dan una copa. ¡Pero si ese dinero es para el artista, que yo no me llevo un duro! Yo tengo que vivir de la barra, así que entenderás que no ande invitando a copas a todo el que viene al concierto. Las salas pequeñas no estamos pasando nuestro mejor momento. Intentamos coordinarnos entre las salas de Clubtura para no pisarnos, pero dependes de los calendarios de los artistas y no siempre es posible.