Estanques en la ciudad, algunos vacíos, otros abandonados y solo uno con fauna

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Solo los embalses artificiales de Eirís y del Monte de San Pedro están en perfecto estado de revista

22 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La ciudad cuenta con cinco grandes estanques. Estos son los del parque de Santa Margarita, en estado de abandono, con suciedad y sin los patos que siempre le dieron vida; el de Bens, vacío y a la espera de una profunda reforma; el de Visma, el más nuevo, pero sin un pez que lo nade; el del monte de San Pedro, uno de los que mejor encaja en el entorno, pero sin la fauna que había en un principio; y el de Eirís, sin duda, un ejemplo para el resto, donde más esfuerzo económico se hizo para que hoy en día sea uno de los mejores de Galicia en cuanto a fauna, flora y cuidados.

El más antiguo es el del parque de Santa Margarita, construido en 1977 alrededor de un viejo palomar al que en un principio lo llenaron de patos, que convivían en sintonía con palomas y hasta dos pavo reales que se paseaban libres por los jardines, esquivando pelotazos y abriendo sus alas en abanico. Su esplendor duró décadas hasta que los robos de aves en Navidad y la falta de mantenimiento mató a la mayoría de los animales y los cuatro que sobrevivieron fueron trasladados hace dos años a un centro de recuperación de aves en Outeiro de Rei. Hoy en día está de la mano de Dios. Con bolsas de patatas flotando en un agua sucia en la que un animal salvaje le costaría sobrevivir.

Nada que ver con el estanque de Eirís, el lugar escogido para la reproducción de una nueva especie de ave que no se veía en A Coruña desde los años 90, según explicó la concejalía de Medio Ambiente. Se trata de la focha común que se suma a las cerca de 50 especies que han sido detectadas en este entorno, entre ellas el pato salvaje. El Ayuntamiento elaboró a finales del año pasado un inventario botánico de la zona que ya recoge 30 ejemplares. Destaca la proliferación de aves acuáticas tras las actuaciones llevadas a cabo el pasado mes de diciembre para la recuperación y la naturalización del estanque. Entre ellas, la instalación de tres dispositivos de bombeo para facilitar la circulación del agua, la eliminación de especies invasoras y la recuperación de árboles autóctonos.

Otro de los estanques que presentan un gran aspecto es del monte de San Pedro. Solo le faltan los patos que lo poblaron cuando se inauguró. Adaptado a la morfología del terreno y para suavizar más el entorno se ejecutó una cascada «naturalizada» de dos brazos que cae sobre el estanque, acondicionado paisajísticamente tanto con elementos pétreos como verdes para mimetizarse con el entorno.

En el parque de Bens cuenta con un estanque de 2.000 metros cuadrados. Pero sin una gota de agua. Sin vida. La idea de dejar sueltos a los perros fue para los patos que allí había una escabechina. El más nuevo es el de Visma. Cuidado y limpio, pero sin vida salvaje.