Las piedras se liberan de los coches un siglo más tarde

Mila Méndez Otero
M. Méndez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

ANGEL MANSO

Los hosteleros reciben con los brazos abiertos la peatonalización a pesar de las dudas sobre dónde aparcar

18 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El primer coche se matriculó en A Coruña en diciembre de 1902. Los callejones de la Ciudad Vieja tienen muchos más años, siglos incluso. Este rincón de la península herculina data del siglo I a. C. Tras sucesivas prórrogas, la peatonalización está más cerca. Cien años después de la irrupción del tráfico rodado, las calles del casco antiguo soltarán lastre el 25 de junio. «Espero que el 17 de mayo del próximo año podamos estar aquí sin coches que molesten a los clientes que disfrutan del festivo en la terraza o que tapen la visión de la plaza. Que la gente pueda pasear tranquila y apreciar más la zona histórica», cuenta Pilar Deber. Su local, el Café-Bar BISTRÓ, tiene las mesitas exteriores colocadas a los pies de la iglesia de Santiago, al parecer, la más antigua de A Coruña. Está datada entre los siglos XII y XIII. 

Apoyo de la restauración

El Día das Letras Galegas, como en todas las jornadas no laborables, las calles del casco antiguo transmiten cierto sosiego, posible gracias a la reducción del tráfico. Si el tiempo acompaña, como sucedió este jueves, las terrazas cobran vida. Un pequeño anticipo de lo que, promete el Ayuntamiento, sucederá a partir de finales de junio. «Yo creo que sí va a venir más gente. Espero que también sirva para que abran más tiendas», continúa Pilar. Los hosteleros, a diferencia de los comerciantes, que temen un mayor aislamiento del barrio, apoyan la restricción de la circulación por las calles empedradas del casco. «Nos va a beneficiar, podremos ampliar la terraza. Los padres podrán tomar algo sin estar tan pendientes de los niños por los coches», asegura Hugo Blanco, del bar El Bajo de Amalia. Sus clientes apuran las bebidas en medio de un paisaje dominado por la piedra de los edificios antiguos y los destellos de los vehículos estacionados. En un contexto de estampida del pequeño comercio en la zona, Valeria Márquez acaba de asumir las riendas de una cafetería con vistas a la plaza de Azcárraga, La Terraza. «Creo que va a ser bueno para todos», dice.

Isabel y Fernanda son vecinas de la Ciudad Vieja y aprovechan el día de descanso para tomar un café fuera. «No hay ninguna ciudad antigua que no esté peatonalizada. Aquí llevamos 30 años esperando. Tiene que ser peatonal ya, dónde dejar los coches o las reclamaciones de los comerciantes son problemas que hay que ir solucionando. Para una vez que parece que va para adelante, alguien tiene que sacrificarse», afirma contundente Isabel.

Vehículos sin permiso para residentes se cuelan en las calles del casco antiguo

Existe una realidad inmutable en la Ciudad Vieja. No importa que sea o no día laborable. Las calles están copadas por hileras de turismos aparcados. En Nuestra Señora del Rosario entran unos 25 en uno de sus dos laterales. Este jueves, a las 13.30 horas, había 21 aparcados. de los que cuatro no tenían en su salpicadero la tarjeta de residentes, el requisito para poder estacionar intramuros. En otro de los callejones, el de Herrerías, no cabe un alfiler. Ahí todos los vehículos lucen el título. En poco más de un mes esta imagen no será posible, salvo contadas excepciones. «Onde metemos os coches?», pregunta Arturo, un vecino. «O dique de abrigo non é unha opción cando hai sitios pola Maestranza», añade.

Otro residente, Miguel Quiroga, confía en que las reuniones entre las asociaciones de vecinos y comerciantes con el Ayuntamiento den sus frutos y consigan más plazas en lugares no tan alejados: «Es el único pero. Por lo demás, el ambiente será mucho mejor aquí». «Penso na xente maior, que a poida achegar un familiar. Non todos poden pagar un taxi», añade Rosa, también vecina.

Pilar, del Café-Bar BISTRÓ, admite que prohibir estacionar puede causar quebraderos de cabeza, pero insiste: «Los problemas para aparcar no son exclusivos del casco antiguo. Los tienen todas las ciudades y en todos los rincones. En A Coruña no solo cuesta encontrar un sitio aquí».